
La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, posiblemente acertó cuando en el Congreso auguró que 2016 sería el segundo mejor año de la serie histórica en recaudación por cotizaciones sociales (aún está por ver). El error, sin embargo, será abultado en tanto en cuanto la recaudación final apunta a los 102.000 millones, cuando en Presupuestos el Ejecutivo prometió ingresar 117.000 millones. La caja se llenará con 15.000 millones menos de lo previsto.
Ni la buena marcha de la economía está consiguiendo apuntalar unos ingresos que, en principio, deberían empezar a cubrir el enorme agujero de más de 18.000 millones de euros con los que finalizará el año la Seguridad Social (casi 10.000 millones hasta noviembre, según los datos difundidos ayer por el propio Ministerio de Empleo). Las cotizaciones avanzan al 3,15%, aún un nivel menor al del propio avance del PIB, del 3,2%, y del aumento en la cuantía de las pensiones, que en el caso de los jubilados crece más del 6% este año.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya alertó el año pasado de que el sistema de la Seguridad Social se enfrentaba a un déficit latente de unos 15.000 millones, cifra que coincidirá, a finales de año, con el desfase entre previsiones de ingresos por cotizaciones y recaudación final. Es difícil entender, en este punto, cómo es posible que el Gobierno augurase semejantes ingresos por este concepto: más aún cuando las previsiones de creación de empleo de entre el 2,5 y 3% se están cumpliendo a rajatabla.
Todo ello en un contexto, además, de fuerte contención salarial, con incrementos en las nóminas de poco más del 1% según los datos más recientes de la negociación colectiva. Una contención defendida por el propio Ejecutivo, pendiente siempre de la recuperación de la competitividad de la economía española.
Nueve años fallando
Pese a que el desfase, en esta ocasión, será el más abultado que se conoce, no es un fenómeno nuevo errar en las previsiones. En concreto, y según un análisis elaborado por elEconomista, los ingresos se han situado flagrantemente por debajo de lo previsto desde el año 2009. Tal vez entonces hubiera más justificación ante un brutal incremento del paro que llevó la tasa por encima del 20%, pero que ahora tiene menos explicación: pese a la fuerte creación de empleo, la tasa de paro se ha movido este año precisamente entre el 19 y el 21%, algo bastante similar.
Históricamente, el mayor error de cálculo hasta ahora se había producido el año pasado, cuando el Ejecutivo ingresó por cotizaciones 10.517 millones menos de lo previsto. El resto de desvíos de años previos se situaron entre los 3.410 millones del año 2010 (cantidad aceptable teniendo en cuenta que prácticamente imposible cuadrar con certeza qué va a suceder durante 12 meses) y los 9.500 millones del año 2013.
Al margen, las cotizaciones no son las únicas que se van a quedar por debajo de lo previsto. Todos los grandes impuestos también se situarán a miles de millones de lo que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, estimó para las cuentas públicas del año. Solo se salvará el IVA, para el que se estimaban ingresos de 62.000 millones y previsiblemente se situará por encima de los 64.000 millones. IRPF, Impuestos Especiales e incluso Sociedades (con el reestablecimiento de tipos en los pagos a cuenta incluidos) fallarán con más o menos estrépito.