Paul Krugman, profesor de Economía en la Universidad de Princeton, cree que el proceso globalizador se encuentra "sitiado" por la política, el populismo de derechas y de izquierda está denunciando los acuerdo de libre comercio. Y es que aunque Krugman defiende que el comercio tiene más beneficios que efectos negativos, tal y como se han desarrollado los eventos en los últimos 20 años (perdedores y ganadores claros), "lo sorprendente es que la reacción contra la globalización haya tardado tanto en aparecer".
El premio Nobel de economía destaca en un artículo publicado por el Fondo Monetario Internacional "desde 1940 hasta 1980, la liberalización del comercio avanzó de forma notable sin problemas".
Krugman sostiene que "los perdedores por el comercio internacional no parecían tan obvios o numerosos, en gran parte porque gran parte de ese flujo comercial era intraindustrial y entre países similares, lo que tenía unos efectos mínimos en la distribución de los ingresos".
Sin embargo, "desde 10990 la historia ha sido bien diferente, la caída de los costes del transportes y la revolución que han vivido los países en desarrollo, se ha visto un enorme crecimiento del comercio Norte-Sur, entre países con niveles de desarrollo muy diferente", explica este Nobel de economía especializado en comercio internacional.
Un comercio diferente al de 1940
Krugman reconoce que "este tipo de comercio también expande los ingresos reales en ambos polos, pero tiene un efecto muy importante sobre el empleo industrial y probablemente sobre la distribución de los ingresos entre los asalariados y el capital".
Las exportaciones chinas han desplazados, sin duda alguna, a millones de trabajadores norteamericanos que ocupaban puestos en el sector industrial, "las importaciones procedentes de las economías en desarrollo han ayudado a reducir los sueldos de los trabajadores menos formados". Krugman cree que el gráfico del Elefante muestra sin duda cómo ha cambiado la distribución de la renta en el mundo, en parte debido al proceso globalizador.
"Dada esta realiza, lo sorprendente es que la reacción contra la globalización haya tardado tanto en llegar, y que sus efectos hayan sido tan comedidos", sostiene Paul Krugman.
Aún así, este experto cree que políticas como las que propone Trump y otros populistas podrían ser devastadoras: "Naturalmente, una guerra comercial mundial tendría efectos devastadores para los países dependientes de las exportaciones. Pero quizá si podemos tratar la globalización como un proyecto más o menos terminado e intentar reducir el volumen de este proceso".
Es decir, Krugman defiende el comercio internacional, pero cree que sería positivo retocarlo, reducir su importancia en la economía mundial y por su puesto no proseguir con un proceso libaralizador del comercio tan fuerte y rápido como el que se ha perseguido desde 1990.