
La promesa del presidente electo Donald Trump de "drenar el pantano" que durante décadas ha dictado el rumbo político de Estados Unidos se ha convertido en una variopinta selección de empresarios, multimillonarios y militares que bien podrían haber formado parte del casting de El Aprendiz. Sin embargo, la tarea de gestionar la mayor economía del mundo refleja pocas semejanzas con la producción de un reality show, pese a que el ir y venir de todo tipo de personalidades que se dejan ver en la Torre Trump de la Quinta Avenida acapara el prime time de los telediarios de medio mundo.
El peculiar estilo de Trump, quien hasta la fecha ha conseguido tensar la cuerda con China por aceptar la felicitación de la presidenta de Taiwán, arremeter contra las compañías Boeing o Lockheed Martin a golpe de tuit o cruzar la raya entre lo éticamente correcto dado el cordón umbilical que une a la Trump Organization con su prole y la Casa Blanca se comienza a plasmar en su singular Administración.
Un neurocirujano, Ben Carson, liderará el Departamento de Vivienda, la lideresa de la lucha libre, Linda McMahon, tomará la riendas de la Administración de Pequeñas Empresas, un militante de Goldman y productor de taquillazos de Hollywood, Steven Mnuchin, se encargará del Departamento del Tesoro, un voraz magnate del capital de riesgo, Wilbur Ross, se hará con el Departamento de Comercio, y el capitán de la petrolera Exxon Mobil, Rex Tillerson, lidiará con las relaciones diplomáticas al frente del Departamento de Estado, siempre que el Senado lo permita.
Una composición de la que todavía quedan puestos por cubrir, pero que ya ha generado no sólo sorpresas sino también escepticismo y conflictos entre el presidente electo, los legisladores republicanos, la oposición demócrata y la opinión pública. A voz de pronto, la radiografía, cuando se comparan gobiernos previos como el del todavía presidente en funciones Barack Obama o su predecesor en el cargo, George W. Bush, destaca por tres aspectos. El primero es que, hasta la fecha, el 11 por ciento de sus componentes es multimillonario, según los cálculos realizados por Bloomberg.
El elitismo del futuro Gabinete
Una característica a tener en cuenta, sobre todo porque en administraciones anteriores este porcentaje era nulo. No sólo eso, para acaudalados miembros del próximo Gobierno, que entrará en vigor el próximo 20 de enero, como Todd Ricketts, subsecretario de Comercio, con una fortuna aproximada de 5.600 millones de dólares, Betsy DeVos, la futura secretaria de Educación, con un patrimonio de 5.100 millones de dólares, o el propio Tillerson, con una participación de 240 millones de dólares en Exxon, su desembarco en la Administración Pública les obligará a deshacerse de algunos activos para evitar posibles colisiones éticas.
Bloomberg estima que el patrimonio de los miembros de la Administración Trump supera los 6.000 millones de dólares. Otros cálculos elevan esta cantidad más allá de los 14.000 millones de dólares. Dejando de lado este aspecto, es importante destacar que las desinversión de activos que lleven a cabo los futuros funcionarios estará libre de impuestos.
El código de Sección 2634 de la legislación federal sobre ética, también conocido como "certificado de desinversión", permite desde hace décadas que empleados públicos puedan vender acciones y otros activos sin fiscalización alguna antes de tomar posesión de su cargo. Una maniobra que dado el patrimonio de los elegidos por Trump para formar parte de su Gobierno, ya ha propiciado que tres senadores demócratas presentasen un proyecto de ley para limitar el uso de esta ventaja en un millón de dólares.
Otro de los aspectos a destacar de la Administración Trump está en que sólo el 44 por ciento de los seleccionados hasta ahora cuenta con algún tipo de experiencia de gestión pública. Tillerson ya ha levantado ampollas por su cercanía a Vladimir Putin, Gary Cohn, quien se convertirá en el director del Consejo Económico de la Presidencia, ha trabajado durante décadas en Goldman Sachs, como también lo hicieron, por menor periodo de tiempo, Mnuchin o el controvertido Steve Bannon, estratega jefe del gabinete de Trump y fundador de Breitbart News, un portal de noticias para la derecha alternativa.
En estos momentos, Nikky Haley, elegida como embajadora de EEUU en Naciones Unidas, Rick Perry, el nominado a dirigir el Departamento de Energía así como Elaine Chao, futura secretaria de Transporte, el senador Jeff Sessions, el próximo fiscal general, Ryan Zinke, el próximo secretario de Interior, o Tom Price, quien hará lo propio en el Departamento de Sanidad, son algunos cargos clave con clara experiencia en la Administración Pública.
Por último, cabe destacar el porcentaje de generales retirados y militares que formará parte del nuevo Gobierno. Desde el nominado a secretario de Defensa, James Mattis, hasta John Kelly, general de la Marina jubilado que se hará cargo del Departamento de Securidad Nacional, o el también retirado teniente general Michael Flynn, que será el consejero de seguridad nacional.