
Como buen empresario que se precie, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, tomará posesión formal de su cargo el próximo 20 enero con un contrato que cumplir con sus votantes.
El multimillonario desembarca en Washington con intención de desbaratar la entente cordial que ha reinado en la capital política del país durante generaciones abanderando propuestas como limitar el tiempo que un legislador puede servir en el Capitolio o imponer una moratoria de cinco años antes de que cualquier cargo público en las Cámaras o en la Casa Blanca pueda trabajar para un lobby. En el caso de los oficiales de su administración, se prohibirá de por vida promocionar intereses de cualquier gobierno extranjero.
Un convenio donde algunas cláusulas serán más arduas que otras y al que el líder de la mayoría republicana en el Senado, el republicano Mitch McConnell, decidió no dar excesiva importancia, diezmando especialmente las decisiones sobre limitar los años de servicio de un legislador.
Dejando el pulso de poderes a un lado, Trump no tardará en generar malestar tanto a nivel doméstico pero sobre todo internacional con sus medidas más inmediatas.
Desde revisar o cancelar el NAFTA así como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) en sus primeros 100 días de gobierno hasta declarar a China como un manipulador de divisas. Decisiones agresivas para las que el nuevo presidente deberá contar con un gabinete de excepción y donde ya se filtran las primeras quinielas. En el frente económico es importante determinar quien sustituirá a Jacob Lew al frente del Departamento del Tesoro. El equivalente al Ministerio de Economía de España es arquitecto de afianzar la seguridad financiera así como la impulsar la prosperidad económica del país.
En estos momentos, dos nombres de peso se encuentran en lo más alto de la lista. El más reciente el del consejero delegado de J.P. Morgan, Jamie Dimon. Este banquero fue considerado el niño mimado por la administración Obama en los primeros años de gobierno y tras la resaca dejada por la crisis financiera. Un ensalzamiento que se vio ensombrecido por la cifra récord que el banco tuvo que pagar (13.000 millones de dólares) por sus actividades relacionadas con la hipotecas basura.
El máximo responsable del banco más grande de EEUU por capitalización bursátil ha reiterado en el pasado que no tiene intención de aceptar un cargo público. No lo barajó con la administración Obama y no parece claro que Trump vaya a cambiar esa opinión. Quien sí podría hacerlo es Steven Mnuchin, antiguo empleado de Goldman Sachs, donde amasó una fortuna de más de 40 millones de dólares y director financiero de la campaña de Trump. Sea quien sea el elegido también tendrá que respaldar el desmantelamiento de la reforma financiera Dodd-Frank orquestada para regular a la gran banca tras el azote de la debacle de la crisis de 2008.
Precisamente dos multimillonarios, como Willbur Ross, fundador de WL Ross & Corp, y Harold Hamm, fundador de Continental Resources, se postulan para liderar el Departamento de Comercio y el de Energía, respectivamente. Ross ya defendió la necesidad de "un acercamiento más radical y novedoso al gobierno de EEUU" aunque ha calificado las promesas de campaña como "simbólicas, más bien metáforas". Hamm, una de las figuras claves del fracking y el crudo de esquisto, ha animado ya al presidente electo a desregular el sector de gas y de petróleo e incrementar las perforaciones en terreno federal. "Las regulaciones son excesivas", dijo a la CNBC tras conocerse la victoria de Trump.
La agenda del mandatario para sus tres primeros meses en el gobierno incluye levantar las restricciones sobre la producción de crudo, gas natural y carbón, con la intención de crear y mantener empleos en sus respectivos sectores. Otra de sus prioridades es derogar la reforma del sistema de salud abanderada por Obama, el conocido como Obamacare. Independientemente de los pasos que de el Capitolio, donde se trabaja en 10 propuestas legislativas para reemplazar el sistema actual, el secretario de Salud será uno de los encargados de implementarlo. En estos menesteres, el neurocirujano Ben Carson, quien fue uno de los contrincantes de Trump durante las primarias republicanos, se baraja para ocupar el cargo.
Trump es conocido por recompensar a aquellos que han demostrado lealtad durante una de las campañas más agresivas de la historia moderna. Es por ello que su gabinete contará con un buen número de personas no familiarizadas con el juego político de Washington. Otras como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, o ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, también se harán un hueco en la administración del nuevo presidente.
Entre los consejeros económicos que podrían guiar a Trump en su papel como presidente de Estados Unidos se encuentran un buen número de multimillonarios. Uno de los más destacados es Peter Thiel, figura clave en Silicon Valley y quien ha defendido el cambio de dinámica propuesto por el empresario. También Sheldon Adelson, fundador de Las Vegas Sands, Woody Johnson, heredero de la fortuna de Johnson & Johnson o Carl Icahn son figuras del mundo empresarial que han mostrado su apoyo al presidente electo durante la campaña.