
España ha logrado blindarse en el crecimiento económico y granjearse la condición de "imán para la inversión extranjera" gracias a la solidez de las reformas acometidas por el Gobierno en la pasada legislatura, de tal modo que ni el bloqueo político ni unas eventuales terceras elecciones la apartarán de la senda emprendida, según un estudio del banco alemán Berenberg.
Con reformas decididas y un esfuerzo suficiente para estabilizar su sistema bancario, España logró en 2013 una inflexión hacia el buen camino que permite avances del PIB en torno al 3%, un rápido crecimiento de la inversión así como un importante rebote del empleo, señala el informe, que además descarta efectos negativos del estancamiento político en la hoja de ruta reformista española.
De hecho, Berenberg asegura que ni siquiera la celebración de una nueva votación a final del año truncaría la trayectoria marcada, ya que, a la luz de las encuestas, se descarta que accedieran al poder "fuerzas radicales antirreformas".
El estudio distingue a España, Irlanda y Chipre como ejemplos de países rescatados que han superado sus dificultades y logrado estar en el podio del crecimiento económico de la eurozona.
Como contrapunto, el informe pone en evidencia el caso de Portugal, un país que caminaba en la dirección correcta y que tras dar pasos hacia atrás en las reformas ha visto desinflarse la inversión. La entidad alemana detecta factores externos que han perjudicado a la economía lusa -como el bajo precio del petróleo, con impacto en Angola, uno de sus princiapales socios comerciales-, pero estima que gran parte de los problemas portugueses se han generado dentro del país, después de que la coalición de izquierdas que gobierna desde noviembre de 2015 revirtiera reformas clave y elevara el salario mínimo, entre otras actuaciones. A juicio de Berenberg, estas decisiones del Gobierno portugués han perjudicado a un país con un nivel de desempleo (en torno al 13%) aún demasiado alto.
Aunque el informe del banco alemán es optimista, y cree que finalmente Lisboa logrará escaparse de una nueva crisis, advierte de que afronta serios riesgos, máxime si tenemos en cuenta que la agencia de calificación canadiense DBRS (única que mantiene la nota lusa en grado de inversión) ha anunciado que revisará el rating portugués el próximo 21 de octubre.
Una rebaja de la nota precipitaría que la deuda lusa dejara de ser elegible por el Banco Central Europeo y abocaría al país a solicitar ayuda de sus socios europeos. Algo que, no obstante, sería positivo, según Berenberg, porque la condicionalidad asociada a cualquier inyección o salvamento devolvería a Portugal a la senda reformista, independientemente del color del Ejecutivo. Así pues, Berenberg descarta finalmente que Lisboa lleva al euro a una nueva sacudida.