
Antes de que se votase, el 23 de junio, la salida británica de la UE, China y Europa estrechaban lazos económicos a pasos agigantados. Sin embargo, y tras consumarse el Brexit, Reino Unido se presenta como el bastión de China para que el yuan, un auténtico desconocido en el mercado europeo, empiece a cobrar influencia dentro del mismo. Todo ello después de que la moneda china entre en la cesta de divisas del FMI, algo previsto desde el pasado mes de diciembre.
En un principio, China había manifestado su interés por una Unión Europea fuerte, cohesionada y sin divorcios. El presidente, Xi Jinping, llegó a instar a los británicos a permanecer en el club de los Veintiocho para no dañar la economía mundial, y el primer ministro chino, Li Kegiang, llegó a ser incluso más explícito en una cumbre con los líderes europeos después del 23-J: "China respalda firmemente el proceso de integración de la UE y cree que su desarrollo no se detendrá. Además, desea ver una Europa estable y floreciente", afirmó.
Sin embargo, y a pesar de esas declaraciones bienintencionadas de los líderes chinos a favor de la unión y la permanencia británica; de los esfuerzos realizados durante la cumbre por los funcionarios europeos para calmar los temores de China respecto a la inestabilidad que iba a generar en los mercados la apuesta británica por salir de la Unión Europea; y de los daños que esa separación podía causar a los cada vez más estrechos lazos comerciales entre Bruselas y Pekín, los analistas chinos han dado la sorpresa: comienzan a atisbar un lucrativo rayo de luz en el traumático Brexit y podrían utilizar la influyente City londinenses como caballo de Troya para entrar en Europa.
Reino Unido ofrece más
Sin las restricciones de la Unión Europea, que continúa criticando al país asiático por adoptar políticas que considera injustas para proteger a sus empresas y negar el acceso al mercado en igualdad de condiciones a las compañías europeas, la creación de lazos comerciales bilaterales con China será más fácil para Reino Unido. Tanto es así que los expertos especulan con la posibilidad de que ambos países lleguen a establecer, en un periodo no excesivamente lejano, un Tratado de Libre Comercio (hoy por hoy, la máxima expresión diplomática de la relación comercial bilateral entre dos países).
China, tercera economía mundial tras EEUU y Japón y con un PIB que bordea los diez billones de euros -unas diez veces el tamaño económico español- ha mostrado ya su predisposición para acercase a los británicos. Así, el economista jefe del Banco Industrial de Shangai, Lu Zhengwei, exhortó, tras conocer los resultados del referéndum británico, que debía aprovecharse ?la oportunidad de establecer un Tratado de Libre Comercio entre China y Reino Unido para mejorar su cooperación bilateral?.
Grandes ventajas para China
En medio de esta dicotomía, donde la prensa occidental augura todavía el peligroso aislamiento de Reino Unido del orbe mundial como consecuencia del Brexit, Sarkis Tsaturyan, historiador y analista político internacional, vislumbra tres poderosas razones para creer que China apostará por acercarse a los británicos. En primer lugar, la Bolsa de Londres es el centro financiero más importante de Europa y el segundo mercado para comercializar la divisa china; prueba de ello es que el banco chino Minsheng eligió la capital londinense para abrir su oficina europea. En segundo lugar, Pekín ve en Londres el punto terminal de su nueva ruta de la seda terrestre. Por último, la creación de lazos directos con la City londinense permitiría a la potencia china ejercer presión sobre Bruselas para lograrun mayor acercamiento entre ambos, al tiempo que Reino Unido reforzaría su posición frente a la UE.
Por su parte, la estrategia geopolítica de Reino Unido estaría orientada a mantener un pie en Europa, consiguiendo entablar una relación especial con los Veintiocho fuera de la Unión, y otro en China, lanzando misiones comerciales de alto nivel a la potencia asiática.
De hecho, el ya ex primer ministro británico, David Cameron (quien durante su mandato afianzó y multiplicó, junto con Xi Jinping, los vínculos comerciales entre su país y China, en un periplo conocido por ambos como la edad de oro de sus relaciones), antes de abandonar el Número 10 de Downing Street, instó a los grandes empresarios de Reino Unido a no permanecer "fijados" en la Unión Europea y a focalizar sus esfuerzos en avanzar más allá del bloque, pues debían entender que "se están mudando de casa".
También el antiguo ministro de economía británico, George Osborne, afirmó el pasado mes de octubre, antes de la última visita oficial a Londres del presidente chino, que Reino Unido debería ser "el mejor socio de China en todo el mundo occidental".
De cumplirse estas previsiones, el andamiaje financiero post-Brexit albergaría para China una fructífera alternativa al mercado estadounidense, donde la City londinense, que sería el eje central, podría convertirse en el centro mundial del yuan y acercar la divisa china al seno de Europa, en detrimento de la supremacía de Estados Unidos.