
La sostenibilidad del sistema de pensiones alemán lleva meses en el punto de mira. La ministra de empleo, Andrea Nahles, ha hecho público en varias ocasiones que quiere realizar una reforma de las mismas antes de las elecciones a la cancillería de 2017.
La forma de modificarlo para garantizar un sistema de jubilación sostenible es la meta del ejecutivo germano desde hace meses. A las propuestas surgidas por los agentes económicos, se suma ahora la del Bundesbank o Banco Central alemán, quien sugiere que la edad de retiro aumente hasta los 69 años en 2060.
Envejecimiento
En Alemania, la esperanza media de vida es de 80,89 años y su posición en el ránking global de envejecimiento se sitúa en cuarto lugar. Este índice mide el bienestar de las personas mayores analizando cuatro factores: entorno, salud, ingresos y competencia (inversión en empleo y educación). Pero la tasa de natalidad sigue siendo demasiado baja. Según un estudio del Instituto de economía mundial de Hamburgo (HWWI), en los últimos cinco años se produjeron tan sólo 8,3 nacimientos por cada mil personas. Este estudio le atribuye la natalidad más baja del mundo, por detrás de Japón.
Con estos datos, es imposible desarrollar satisfactoriamente el relevo generacional imprescindible para asegurar el sistema de pensiones actual a medio plazo. Por eso tiene que transitar por varios caminos, como la contratación de trabajadores jóvenes (procedentes, en su caso, de la inmigración), alargar la edad de jubilación como propone el Bundesbank o combinar ambas. El informe de la entidad financiera expone que "no se debería ocultar el hecho de que son necesarios nuevos ajustes para garantizar la sostenibilidad financiera", por tanto, "no debería ser tabú hablar de una vida laboral más larga".
Fuerte creación de empleo
La economía más fuerte de la Unión Europea prosigue con su ritmo de creación de empleo, que sólo se ha visto frenado en los periodos en los que el paro estructural aumenta por norma. Con niveles de desempleo que han batido récords y llegaron a cifras de hace 25 años, actualmente su tasa es de un 6,1% y 2,68 millones de parados, cantidad cercana al considerado 'pleno empleo'.
Esta bonanza laboral junto con el crecimiento progresivo del Producto Interior Bruto (PIB), que en el segundo trimestre del año experimentó una subida del 0,4%, hacen posible que este año se hayan revalorizado las pensiones entre un 4 y un 6% respecto a otros ejercicios. Sin embargo, el primer trimestre de 2016 fue más boyante en cuanto a subida del PIB. Con un aumento del 0,7%, no se tenían dudas de que el viento soplaba de cola para Alemania. Esta ralentización se achaca al freno en las exportaciones, que hacen de Berlín la tercera principal economía exportadora. El bache del resultado del referéndum en Reino Unido, provocó también cierta incertidumbre en los mercados.
Atrás quedan las épocas en las que el Fondo Monetario Internacional recomendaba subir la edad de jubilación a los 67 años. Muchos países de la Unión Europea, entre ellos España, hicieron caso a la advertencia y reformaron sus sistemas de pensiones para aumentar la edad de retiro gradualmente. También en Alemania se hizo, pero posteriormente se aprobó una modificación en la que rebajó a los 63 la frontera para la jubilación en algunos casos. Para beneficiarse de esta jubilación y recibir la máxima pensión hay que tener 45 años cotizados o tener algún problema de salud causante de una incapacidad.
La reforma de las pensiones es por el momento un óbice que la Gran Coalición deberá sortear. De ello dependerá la salud de su sistema económico también a corto plazo. Hasta ahora, Alemania ha tenido superávit financiero y ejecuta una política de no endeudamiento hasta no haber solventado las deudas ya contraídas. Pero las advertencias de las entidades financieras no cesan. La semana pasada el segundo banco del país, el Commerzbank, avisaba también de una posible burbuja inmobiliaria en el futuro.