Economía

El G20 busca fórmulas para frenar el impacto del Brexit y lavar la imagen de la globalización

El sábado arranca en la ciudad china de Chengdu, el encuentro de ministros de Economía y Finanzas así como gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20. Esta será la primera reunión de alto nivel tras conocerse el resultado del referéndum británico del pasado 23 de junio, cuando se votó a favor de la salida del país de la Unión Europea. El nuevo canciller, Philip Hammond, tendrá así que enfrentar las presiones y ofrecer respuestas sobre cómo se llevará a cabo esta hazaña sin poner en riesgo la ya de por sí débil economía mundial.

El Brexit tiene un mayor impacto en la eurozona, donde la economía todavía sigue recuperándose de su crisis de deuda soberana. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, visitó Reino Unido en dos ocasiones la semana pasada, donde incidió en que una relación cercana entre el país el Viejo Continente "era el mayor interés para Europa, EEUUU y la economía global". Por su parte, un portavoz de ministerio de finanzas canadiense dijo a Reuters que la salida británica y el apoyo público al comercio global serán los temas de dominen la reunión de dos días de duración.

Precisamente, no sólo el Brexit sino el mensaje proteccionista de Donald Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca, ha generado una renovada atención a la globalización. En este sentido desde el Departamento del Tesoro de EEUU, se incidió en la necesidad de que el G20 recalque los beneficios del comercio y cooperación global en términos de empleo, crecimiento y estabilidad.

Un mensaje ya recomendado por el Fondo Monetario Internacional, que el pasado martes rebajó en una décima sus previsiones de crecimiento para la economía mundial y alertó sobre las consecuencias que un escenario severo de inestabilidad y abandono de la confianza tras el voto a favor del Brexit supondrá para la demanda y la expansión global. Dadas las circunstancias, y con la economía británica ya experimentando los estragos económicos, los participantes del G20 también prestarán atención a las divisas y reiterarán su compromiso en no intervenir o manipular unilateralmente las mismas, con un claro guiño a Japón.

Las previsiones de que el Banco de Inglaterra vaya a rebajar tipos el próximo mes y con la Reserva Federal, que se reunirá la próxima semana, en pausa, ha generado un apetito por activos seguros, como la moneda nipona, que ha fortalecido el yen. Sin embargo se espera que la administración de Shinzo Abe formalice un plan de estímulo fiscal valorado en 20 billones de yenes. Otros temas sobre la mesa, será el exceso de capacidad industrial, un asunto que repercute de lleno al país anfitrión, China, cuyo proceso de ajuste a una economía de consumo interno centrada en el sector servicios está demostrando ser más complicado de lo previsto.

La deuda corporativa crecerá hasta 62 billones de dólares en 2020

La agencia de calificación Fitch Ratings, indicó en un informe que la expansión monetaria que llevan a cabo los bancos centrales de varios países para estimular el crecimiento y elevar las presiones inflacionarias, está empeorando la calidad del crédito, "particularmente para las empresas sobreendeudadas en China".

En el escenario base que cotejan los expertos de la entidad, se observa un incremento de la deuda corporativa hasta los 62 billones de dólares. De esta cantidad, alrededor del 43% provendrá de la emisión de nueva deuda y el resto será deuda refinanciada. Además se avisa que cerca de la mitad de la deuda no financiera será emitida por compañías excesivamente apalancadas. De hecho, considera que entre el 2% y el 5% de la muestra analizada registra pérdidas o problemas de liquidez ante la falta de efectivo.

China consumirá hasta 28 billones de dólares de esta deuda, alrededor del 45% de la cifra total, en los próximos cinco años. Desde Fitch avisan también que con un debilitamiento en la calidad del crédito, una corrección es inevitable. En estos momentos se espera que esta sea ordenada y se materialice en los próximo años, pero eventos como el Brexit, pueden impulsar un riesgo sistémico a mayor escala.

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