
Puede que el Banco de Inglaterra sea sincero cuando lanza mensajes de tranquilidad a los mercados y asegura que el infierno no se va a abrir ni a tragarse al sector financiero de la City. Pero si tomamos como termómetro del sentimiento el estado de algunos de los mejores restaurantes de Londres, es difícil apartar de la cabeza el sentimiento de que se avecina una crisis de calado.
Tomemos a modo de ejemplo Corrigan's. Situado en el barrio de Mayfair, sus tres reservados suelen estar hasta la bandera de ejecutivos del sector bancario celebrando el último ascenso o el contrato más reciente. Pero este lujoso local, en el que suele ser tarea casi imposible encontrar mesa, está viviendo un fenómenos desconocido para sus propietarios: cancelaciones.
"La City lubrica el sector de la restauración en el resto de Londres. Y cuando la City se pone nerviosa, el resto de Londres tiembla", explica el chef y propietario Richard Corrigan, que añade que el fenómeno es reciente y tiene que estar ligado al Brexit: "Tuvimos un mayo muy bueno, y un junio excelente, pero julio ha empezado bastante flojo".
En toda la capital de Reino Unido, los restauradores temen que lo peor esté por llegar. Las empresas del sector financiero podrían comenzar pronto a racanear a sus empleados en el presupuesto para comidas, y al mismo tiempo la debilidad de la libra encarezca las importaciones de la mejor materia prima y sea más complicado contratar a trabajadores de la UE.
¡Compra Burdeos! ¡Compra!
Los datos muestran que la ralentización es un hecho. Si el número de restaurantes en el país crecía un 21% en los últimos cinco años, el crecimiento de la facturación total del sector se limitaba al 1,3% en los primeros meses del año, antes de que el Brexit sacudiese la economía británica.
Pierre Koffman explica, sentado en una de las mesas vacías, que "da un poco de miedo. Ha sido como decirle hola al Brexit y adiós a los clientes". Sus especialidades de la gastronomía francesa son muy populares entre los empleados de la banca, pero en la semana posterior al referéndum la caja disminuyó un 25%.
José Pizarro, que cuenta con tres restaurantes de cocina española en Londres, advierte además de que será difícil mantener los márgenes y retener a los clientes, porque las importaciones ya han subido por culpa del desplome de la libra.
"Estoy muy preocupado", afirma Pizarro, que añade: "Si subimos los precios, la gente va a consumir menos. Y además no puedo invertir más dinero, con esta incertidumbre. No quiero tirarlo a la basura".
A Pizarro son los jamones ibéricos lo que le preocupan. Corrigan, por su parte, se ha convertido en un habitual de las pantallas del mercado de divisas: "Cuando ví que la libra se desplomaba, llamé a mi somelier y le dije ¡Compra el Burdeos! ¡Cómpralo!".