El mercado laboral español sigue creando empleo e, incluso, ha recuperado el ritmo de crecimiento del pasado ejercicio en el mes de junio. Pero la precariedad sigue siendo una de las notas dominantes del nuevo empleo. De los más de 9,4 millones de contratos firmados en los seis primeros meses del año, sólo 502.941 (el 5,3% del total) eran de máxima calidad, es decir, indefinidos y a tiempo completo.
A pesar de su crecimiento (+13,59% más que en los seis primeros meses del año 2015), continúan siendo una rara avis en el mercado laboral español. No obstante, sí se aprecia una cierta mejoría respecto a los niveles de años anteriores, cuando los contratos fijos a tiempo completo no llegaban a ser ni el 5% de todos los que se firmaban.
Y si se suman los indefinidos a tiempo parcial, los contratos fijos apenas supusieron el 9% de los firmados en el primer semestre del año. En total, los contratos indefinidos a tiempo parcial supusieron un total de 352.812, con un incremento del 11,3% en relación a igual periodo del año anterior.
Las bonificaciones tienen un impacto del 0,19% del PIB
Aunque se trata de proporciones mayores a los últimos años, lo cierto es que se nota poco el efecto de las medidas que ha puesto en marcha el Gobierno en los últimos meses para fomentar el empleo indefinido.
Según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), "las medidas de reducción de cotizaciones como la exención de cotizar por los primeros 500 euros en los nuevos contratos de trabajo de carácter indefinido o las tarifas planas" tendrán un impacto en el presupuesto de la Seguridad Social del 0,19% del Producto Interior Bruto (PIB). Es decir, la Seguridad Social dejará de ingresar casi 2.000 millones de euros por estas reducciones de cotización.
El pasado ejercicio estas mismas medidas supusieron un coste para las arcas públicas del 0,15% del PIB en 2015, es decir, unos 1.500 millones de euros menos en cotizaciones sociales.
Este 0,19% del PIB en el que se estima el coste de las bonificaciones a la contratación indefinida es casi una quinta parte del déficit previsto para el sistema. El Gobierno espera que la Seguridad Social registre un desfase presupuestario del 1,1%, aunque los expertos creen que podría ser unas décimas mayor.
