Economía

Londres no es Reino Unido: sus habitantes comienzan a promover la independencia

  • Su estructura socioeconómica tiene poco que ver con la inglesa
El ex alcalde de Londres, Boris Johnson, ha dado la espalda a sus antiguos votantes. REUTERS

Junto a la división de clases y la brecha generacional que deja el referéndum del Brexit, hay otra división aún más clara en el espacio: la de tres territorios que votaron de forma clara a favor de permanecer en la Unión Europea. Se trata de Escocia, de Irlanda del Norte, y del área de Londres.

Pero si acercamos la lupa a la gigantesca capital de Reino Unido, uno de los centros financieros más relevantes de todo el planeta, la división es quizá más palpable que en los otros dos territorios. El mapa del si/no refleja cómo la ciudad del Támesis es una isla en Inglaterra, rodeada de fervientes defensores de abandonar el bloque europeo.

Puede que la mejor muestra de esta situación sea la que se ha vivido esta mañana a las puertas de la casa de Boris Johnson, el anterior alcalde de Londres, ciudad a la que ha calificado como "la mejor de toda la Tierra", y que ha sido uno de los más fervientes defensores del Brexit.

Allí le esperaban decenas de ciudadanos de Islington (75% en contra del Brexit en el referéndum) que no han dejado de abuchearle mientras el político, posible candidato a suceder al dimitido primer ministro David Cameron, intentaba atender a los medios en uno de los múltiples suburbios de Londres dominados por un tipo de trabajador -la renta bruta disponible por hogar se acerca a las 24.000 libras, frente a las 16.000 de los Midlands- que tiene poco que ver con el promedio del resto de Inglaterra.

Al fin y al cabo, Londres es en sí misma la capital de la globalización económica y financiera, y tiene más en común con Nueva York o Hong Kong que con casi cualquier otra ciudad de Reino Unido. De hecho, cerca de un tercio de sus habitantes nacieron en el extranjero, y cerca de un millón de los residentes son pura y simplemente ciudadanos de la Unión Europea que ahora el país quiere abandonar.

No debe extrañar por eso que en la urbe, sede de los grandes símbolos del antiguo imperio y de la unión de reinos bajo una sola corona, esté creciendo a toda velocidad un movimiento que pide la única cosa que puede salvar a esta capital del mundo del marasmo: la independencia del Reino Unido.

El propio alcalde de Londres, el recién nombrado Sadiq Khan, ha defendido que "el abandono del mercado único, donde 500 millones de personas disfrutan de los beneficios del libre comercio, sería un error, y me comprometo a pedir al Gobierno que se asegure de que este ámbito sea la piedra de toque de las conversaciones con la UE".

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