
Desde 1945 hasta 1989 Polonia estuvo bajo el dominio del comunismo. Sin embargo, a partir de 1990 comenzó una nueva era para Varsovia, una etapa de reformas y apertura al exterior de la que China puede sacar varias conclusiones, ahora que Pekín afronta una de las transiciones económicas más relevantes de su historia.
Aunque es cierto que Pekín ha adoptado importantes cambios en las últimas décadas que han permitido que millones de chinos salgan de la pobreza, aún queda un largo trecho hasta llegar a ser una economía de libre mercado, señalan desde Bloomberg.
Como explica Grzegorz Kolodko, profesor de Economía en la Universidad de Kozminski y exministro de Finanzas durante los 90 en Polonia, el gigante asiático debe comenzar a deshacerse paulatinamente de las empresas propiedad del estado, para acabar con los monopolios que dominan el país y desembocan en una asignación ineficiente de los recursos.
Kolodko se reunirá con las autoridades de Pekín para aconsejar a los expertos chinos cómo deben efectuar esta compleja transición. En una país como China en el que el que los tentáculos del Estado llegan a todas partes y controlan prácticamente todos los sectores de la economía es muy complejo iniciar una transición de semejante calado. La competencia y el libre mercado restarán de forma ineludible poder al Gobierno chino, algo que puede asustar a los miembros del partido comunista.
El éxito de una transición
"Ellos deben tomar decisiones inteligentes como descentralizar, desnacionalizar y desregular la economía, China puede aprender de lo que hicimos en Polonia en 1990 y que ha funcionado bastante bien", explica el profesor.
El PIP per cápita en paridad de poder adquisitivo de Polonia ha pasado de 6.400 euros en 1995 hasta los 18.600 euros en 2015, un PIB per cápita que se acerca mucho al de Portugal o Grecia. La transición de Polonia ha sido totalmente un éxito, que se ha visto incrementado durante los años de la crisis financiera. Polonia ha sido uno de los países que mejor ha resistido durante esos años, el desempleo y el PIB han seguido creciendo durante la crisis.
Polonia ha pasado desde 1990 por varias fases de reestructuración que no han sido sencillas. Se tuvieron que cerrar plantas de carbón o fábricas de automóviles que no eran rentables; el Gobierno levanto los controles que existían sobre los precios y que no permitían un funcionamiento eficiente de la economía; se libaralizó el comercio y el zloty (divisa polaca) comenzó a flotar de forma limpia en el mercado: "China no ve a Polonia como un modelo a seguir, pero sí como un caso de estudio", sentencia el profesor de la Universidad de Kozminski.