
Se apaga el eco de los tambores de la Semana Santa y se encienden las luces del Real de la Feria de Sevilla, mientras el desfile de imputados (ahora investigados) por las páginas de los medios de comunicación es un río que no cesa.
En pocas ocasiones se produce la dimisión de un ministro. El titular de la cartera de Industria, José Manuel Soria, pasó en pocas horas de solicitar que se aclararan las informaciones que le vinculaban a los Papeles de Panamá a presentar su dimisión. La clase política se hace mayor y aprende rápidamente a asumir responsabilidades por sus errores.
El miércoles, 24 horas antes de renunciar a todos sus cargos, Soria aseguraba a elEconomista que estaba dispuesto a defenderse en la comparecencia prevista para este lunes en el Congreso, que todo había sido un error. Solo había estado unos meses, entre septiembre y noviembre de 1992, como administrador de la sociedad UK Lines, domiciliada en Bahamas. Pero eso fue antes de que que entrara en política y fuera elegido en 1995 alcalde de Las Palmas. "Me he liado, no lo recordaba bien", aseguró.
Pero esa misma noche, se conoció que su firma también aparecía en el documento de disolución de Mechanical Trading Limited en 2002, domiciliada en Jersey, el mayor paraíso fiscal de Europa. Ambas empresas, la de Bahamas y la de Jersey, compartían una misma sociedad gestora, Canal Trust Company, creada bajo el paraguas de BBV Privanza.
La revelación cayó como una bomba, porque era la prueba de que Soria había mentido a la prensa en varias ocasiones, con sus distintas versiones sobre el asunto. El primer sorprendido, al parecer, fue el propio ministro, que no recordaba haber firmado ese documento. Soria se encerró en su despacho hasta última hora de la tarde del jueves preparando su defensa. Pidió papeles a su hermano, Luis Alberto, que le sustituyó como administrador de UK Lines en 1992.
Poco a poco se convenció de que se trataba de una empresa imposible. La misma explicación que dio a este periódico y a otros medios la había trasladado al Gobierno, concretamente al presidente en funciones, Mariano Rajoy, al que le une una estrecha amistad desde hace años.
En la noche del jueves, después de pasar casi todo el día encerrado revisando papeles para preparar su comparecencia del lunes en el Congreso, comprendió que lo mejor era irse y así lo acordó con Rajoy en una breve conversación.
-"Hagas lo que hagas, te apoyaré", le contestó el presidente. Soria lo tiene claro. "No podía comprometer al partido con mi posición en un momento tan delicado, en vísperas de unas elecciones", reflexionaba este viernes, en conversación de nuevo con elEconomista.
-"¿Cómo me iba a acordar de lo que firmé hace 20 años? No caí hasta que los abogados me lo recordaron en estos dos últimos días", añade. Soria hizo lo correcto al renunciar.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunció que la Agencia Tributaria abrió una investigación fiscal al ya extitular de Industria, al igual que hizo hace unos días con el resto de personas que figuraban en los papeles de Panamá. Es su obligación.
Pero a Soria no le tiemblan las piernas. Está sereno, tranquilo, consciente de que asumió su responsabilidad. La sociedad de Jersey estuvo activa sólo durante los años 1997 y 1998 para la exportación de productos hortofrutícolas, la actividad de su familia, luego permaneció dormida hasta su completa liquidación. Sus cuentas eran transparentes, según el ministro, ya que de ella dependía la sociedad británica Oceanic Lines, presidida por él, que declaraba sus resultados en el registro británico.
-"Si hubiera querido ocultar dinero, no habría puesto mi nombre en una firma offshore". El ya exministro asegura tajante que la sociedad no se utilizó para el trasvase de capitales y, por tanto, no tiene nada que temer. Además, su existencia data de mucho antes de 2012, año en que Montoro exigió a los españoles declarar todos sus bienes en el extranjero.
El titular de Hacienda se despachó sin piedad contra Soria: "No es posible que un ministro esté en un paraíso fiscal". Supongo que necesita sacar pecho, después de que otorgara la amnistía fiscal a una parte de los tenedores de fondos en Panamá.
Ya me gustaría que Montoro suministrara a los presidentes de los gobiernos autonómicos y al gasto de la Administración del Estado la misma medicina que la Agencia Tributaria aplica a los contribuyentes.
Soria tiene poco que perder. Difícilmente iba a ser ministro otra vez. Su actitud muestra lo que se debe hacer en democracia cuando existen sospechas probadas de que no se actuó con pulcritud. Sin duda, será uno de los baluartes que el PP exhibirá en la campaña electoral. Ahora sólo falta que cunda el ejemplo, y que exija a todos los altos cargos en la cuerda floja que dejen sus puestos. ¡Otro gallo les cantaría!