
El Gobierno griego y los delegados de los acreedores extranjeros siguen buscando formas para suavizar las diferencias entre las dos partes, en la negociación que continúa en Atenas. El asunto que domina en las sucesivas reuniones es la reforma del IRPF, y hasta el momento, de acuerdo con la información más actualizada, parece muy difícil que Grecia resista más las presiones para recortar pensiones y bajar el mínimo exento para los empleados.
La reforma del IRPF incluye cambios en los impuestos sobre la renta de las personas físicas con el fin de ampliar la base contributiva, cambios en la tributación de ingresos derivados de alquileres y también en los ingresos rurales. Parte de la reforma constituyen también los incentivos para la divulgación voluntaria de ingresos hasta ahora no declarados.
En cuanto a la reforma del IRPF, el Gobierno griego busca que haya mayor presión fiscal sobre los ingresos alrededor de los 30.000 euros anuales, mientras que el Cuarteto sugiere que la reforma afecte a ingresos bastante más bajos. El plan que presentan los delegados de los acreedores (BCE, CE, ESM y el FMI) prevé mayor contribución de personas físicas que declaran de 7.000 a 9.500 euros, que son empleados de 580 euros (el salario mínimo actual en Grecia) pero también los pensionistas que cobran 600 euros. Se estima que en total se trata de unos 1,5 millones de contribuyentes.
De acuerdo con el sistema actual, la contribución fiscal de las personas físicas que declaran rentas de hasta 7.500 euros anuales es cero, y según el plan de los acreedores deberán pagar unos 150 euros. Del mismo modo, los que hoy declaran ingresos anuales de 9.000 euros tampoco contribuyen, pero si se aplica el plan de los acreedores deberán pagar unos 480 euros.
Recortes que se avecinan
Cabe recordar que según el Memorándum firmado el julio pasado por el Gobierno de Alexis Tsipras y los acreedores, Grecia necesita ahorrar unos 685 millones de euros por la reforma del sistema de seguros. A pesar de que el Gobierno se ha comprometido repentinamente a no aplicar recortes en las pensiones, sea directa o indirectamente, parece muy difícil que salgan las cuentas sin nuevos recortes en esta partida.
En concreto, analistas griegos prevén que mientras la negociación siga abierta, hay dos escenarios que parecen más posibles. Según el primero, el Gobierno cederá a las peticiones de los acreedores y decidirá un recorte en todas las pensiones del 5%. Es una medida que Tsipras busca evitar, porque a pesar de que contribuiría con unos 1.400 millones de euros anualmente, afectaría ni más ni menos que a 2,8 millones de contribuyentes, que verían su pensión reducida en unos 450 euros en base anual.
Según el segundo escenario, las pensiones serían intactas pero el Gobierno aceptaría reducir el mínimo exento de los 9.500 euros a los 7.000 euros. De este modo, un pensionista de 750 euros mantendría su pensión igual que antes, pero ahora se vería obligado a pagar un impuesto sobre la renta de 450 euros.
La clave es que el resultado para las arcas estatales sería exactamente el mismo en los dos escenarios, lo que cambiaría sería la forma de visualizar la medida. En vez de presentarla como recorte de las pensiones, se denominaría como un aumento del impuesto sobre la renta.
Ambas ocasiones, sin embargo, supondrían una derrota para el Gobierno, que se vería retrocediendo de las ?líneas rojas? de protección de las pensiones, y más bien de las pensiones más bajas.
Reestructuración, pendiente
Al margen de la negociación sobre la reforma del IRPF, oficiales europeos pero también griegos informan de que dentro del mes de abril se espera abrir el debate sobre la reestructuración de la deuda griega.
Vuelve a circular un plan presentado por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) el julio pasado, el cual prevería entre otras cosas la vinculación del pago de la deuda con el desarrollo del PIB griego y la extensión de diez años del moratorium para el pago de intereses.
Es un debate que va a abrir antes de lo previsto, bajo la presión añadida de la crisis de los refugiados. Cabe tener en cuenta que entre los días 17 y 19 de abril tendrá lugar la reunión de primavera del FMI, que podría ser un primer forum para poner en marcha este debate, que por cierto sería una herramienta muy útil para Tsipras para poder aprobar con mayor facilidad las medidas necesarias para cerrar la evaluación de la economía griega por los acreedores.