Cándido Méndez adelantó ayer su despedida. En vísperas del Congreso de UGT en el que dejará la secretaría general del sindicato, 22 años después de sustituir a Nicolás Redondo, el todavía líder sindical quiso dejar su testamento político, abogando por "la constitución urgente de un Gobierno" que garantice la consolidación del crecimiento económico orientado hacia el empleo estable. Un Ejecutivo que, a su entender y el del sindicato, tiene que ser el resultado de una "gran coalición del cambio" que debe integrar a PSOE, Ciudadanos y Podemos.
Para Méndez, la formación que lidera Albert Rivera "es un partido que está dentro del cambio" y apuntó que es el momento de "aprender de una dinámica donde no es posible mantener las líneas rojas", porque "hay más de 15 millones de ciudadanos que han pedido cambio, y que son más del doble que el partido más votado".
Sin embargo, reconoció que esta coalición es una posibilidad remota, y tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez "estamos más cerca de la celebración de nuevas elecciones".
En esta intervención en el Forum Europa, que él mismo reconoció tenía "aires de despedida", Méndez estuvo arropado por el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, al que calificó como su "pareja de hecho", además de por la ministra de Empleo en funciones, Fátima Báñez, los presidentes de CEOE y de Cepyme, Juan Rosell y Antonio Garamendi, el presidente de Telefónica, César Alierta, el presidente el Consejo Económico y Social, Marcos Peña, y destacados miembros de la vieja guardia del PSOE, como el exministro Carlos Solchaga.
Al margen de la situación política, Méndez consideró "urgentísimo" convocar el Pacto de Toledo -que "no tendría que estar sujeto a la formación de Gobierno, porque ya hay una comisión constituida"- para arbitrar fórmulas que garanticen el sistema público de pensiones. Algo que, a su entender, pasa por "incrementar los ingresos, incorporando nuevas fuentes de financiación, manteniendo como pilar las cotizaciones sociales". Una solución ésta que, sin mencionarlo, se sitúa en línea con la propuesta que se incluye en el acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Ciudadanos, que plantea complementar la financiación de la Seguridad Social vía impuestos.
Especialmente crítico fue el todavía secretario general de la UGT con la reforma laboral del PP, que calificó de "señuelo para los inversores", pero que "no ha tenido en cuenta para nada las necesidades de la economía productiva y no ha servido para mejorar el acceso al mercado laboral, lo que ha hecho ha sido dificultarlo". En esta línea, calificó la pasada legislatura de "fatídica desde el punto de vista laboral", porque las políticas de empleo "han situado a España entre los países donde más han aumentado las desigualdades y la pobreza".
"Todo empieza por el trabajo y el factor de integración en las sociedades modernas es tener un empleo de calidad", enfatizó el dirigente sindical, antes de insistir en la importancia de que "se revalorice el trabajo asalariado". En este sentido, puso como ejemplo de lo que deben ser las nuevas empresas a Mercadona, "que cuenta con más de un 90 por ciento de los trabajadores con contratos indefinidos y un alto porcentaje de empleados con sueldos superiores a los 1.400 euros."
También admitió Méndez que el sindicato había perdido más el 11,5 por ciento de afiliados y de ingresos en los últimos cuatro años, hecho que atribuyó a "la caída de la actividad y la destrucción de empresas".
Y sobre los escándalos de corrupción que han afectado al sindicato, como los ERE y la formación en Andalucía, Méndez explicó que "se pueden contar con los dedos de la mano", que nadie de UGT que haya sido imputado "se ha mantenido en el cargo" y que espera que "en los procedimientos se pueda acreditar la verdad".