En un discurso ofrecido el viernes en el Massachussetts Institute of Technology (MIT, por sus siglas en inglés), la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, advirtió que "si todos viviéramos tres años más que nuestra expectativa de vida, los costes relacionados con las pensiones podrían crecer hasta un 50% para la economías avanzadas y emergentes". Un mensaje que formó parte de su análisis sobre los cambios demográficos que experimenta la economía global y cómo atajar las consecuencias a través de políticas fiscales.
"Muchos consideran el envejecimiento de la población como un lastre significativo en el precio de los activos", indicó Lagarde quien aclaró que "definitivamente, los gobiernos, los fondos de pensiones y los individuos subestiman seriamente las perspectivas de una vida más larga de lo anticipado". Obviamente, el envejecimiento de la masa laboral implica una menor participación, por lo que los países con una población envejecida y donde el número de personas se reduce verán un menor crecimiento a medio plazo. "Según nuestros estudios, esta combinación reducirá el potencial de crecimiento en las economías avanzadas en 0,2 puntos porcentuales y el doble en las emergentes", incidió.
La directora del FMI dijo que aunque estas cifras no parezcan tan malas, podrían suponer un importante azote para los países que ya enfrentan un lento crecimiento y unos niveles de deuda elevados. Al fin y al cabo el envejecimiento de la población supone una carga para las cuentas públicas de muchos países. Desde la institución estiman que el gasto relacionado con estos menesteres crecerá desde el 16,5% del PIB actual hasta el 25% del PIB a finales de este siglo. "Si no tomamos medidas, ¿cómo podemos enfrentar este reto?", se preguntó Lagarde.
En este sentido, la ex ministra de Finanzas gala matizó que si los gobiernos se dispusieran a financiar este incremento a través de un mayor apalancamiento, la deuda pública explotaría hasta el 400% del PIB. Si por el contrario se optase por subir impuestos, sería necesario subir el IVA en 20 puntos porcentuales o incrementar la cotización a la seguridad social en 25 puntos porcentuales. "Si se decantaran por las reformas, nuestros cálculos indican que se necesitarían recortar las pensione y beneficios de salud en un tercio" (desde los niveles actuales).
Estos retos demográficos afectarán tanto a las economías avanzadas como a las emergentes. Las cifras mencionadas por Lagarde indicaron que si Pekín no toma medidas al respecto, el gasto en pensiones y sanidad se disparará en 13 puntos porcentuales del PIB a finales de este siglo. En el caso de EEUU, la falta de decisiones en Washington, podría disparar este coste hasta los 15 puntos porcentuales del PIB.
Entre las recetas enumeradas por la directora gerente del Fondo no sólo se hizo referencia a la necesidad de reformas, tanto en las pensiones como en la sanidad, sino también en prioritarizar el aumento de la edad de jubilación, algo que impulsaría el sistema de pensiones e incrementaría la vida productiva de los individuos. Cada caso es distinto y los sistemas de pensiones deben ser flexibles, como en Japón, automáticamente se reduce el incremento de los beneficios para neutralizar el impacto en el aumento de las expectativas de vida. En el caso de Alemania, Portugal o Finlandia, también se ligan estos beneficios a las expectativas de vida.