España no puede soportar más aumentos del gasto público como los utópicos 96.000 millones de euros extra al final de la legislatura en 2019, que Podemos plantea en su propuesta de programa de gobierno. La realidad es que la crisis económica ha disparado con fuerza el gasto público, hasta unos niveles de complicada sostenibilidad, según confirman las estadísticas de los Presupuestos Generales del Estado Consolidados, que publica el Ministerio de Hacienda.
En 2015, las políticas de gasto supusieron 347.843 millones de euros, unos 6.700 millones menos que en 2014, pero muy por encima de los 291.191 millones que representaba el gasto en 2007.
Algunos de los capítulos, como la deuda pública, el desempleo o las pensiones, son bien ilustrativos de la enorme losa que supone hoy el gasto público en España, y que condiciona las acciones del Gobierno para reducir el déficit y contener el pasivo de las Administraciones; magnitudes ambas que España debe embridar para no romper la senda de consolidación fiscal exigida por Bruselas y así conservar la confianza de los mercados.
Cifras en detalle
En detalle: desde 2007 a 2015 el gasto en desempleo ha crecido el 74,8%, mientras que en pensiones ha subido el 43,9% y en deuda pública ha aumentado el 122,8%. Por el contrario, los fondos destinados a sufragar la sanidad y la educación han disminuido en torno al 8% en ambos casos.
Javier Santacruz, economista investigador de la Universidad de Essex, apunta a la diana del problema cuando señala que "el crecimiento del gasto público estructural es persistente y muy importante en todos estos años de crisis. Cosas que considerábamos gasto cíclico resulta que se han convertido en estructural".
En su opinión, el escaso margen de respiro que deja el gasto cíclico en 2015 (ahorro en intereses de deuda y menos prestaciones por desempleo) se evapora porque "gastamos más en términos estructurales, dando más dinero a las autonomías y financiando programas de gasto que no se pueden recuperar".
El 2015 los intereses de la deuda se llevaron 35.490 millones de euros del Presupuesto del Estado, según datos de Hacienda. Una cantidad inferior a la de los dos ejercicios precedentes, gracias a las mejores condiciones de financiación del Tesoro y a la bajada de la prima de riesgo. No obstante, en los últimos ocho años el gasto en deuda pública se ha encarecido el 122,8%, ya que en 2007 sólo suponía 15.925 millones de euros.
Pensiones y paro, disparados
El repunte del gasto público para pagar las pensiones de la Seguridad Social merece una especial atención. Comparando los años 2007 y 2015, resulta que a España le cuesta 40.201 millones de euros más el poder abonar las nóminas de los pensionistas. En concreto, hace ocho años pagar las pensiones costaba 91.458 millones, según los Presupuestos Generales, en tanto el año pasado se precisaron 131.659 millones. Un alza del 43,9%.
Todo aumento del gasto que se introduzca en Presupuestos, como el que preconiza Podemos, complicaría el pago de las pensiones, ya que éste es casi el único capítulo del gasto que crece siempre, al margen de que el ciclo económico sea expansivo o recesivo.
Tal y como explica Javier Santacruz, si contando con los impuestos que se recaudan no alcanza para pagar lo más básico, como son las pensiones (las cotizaciones son el impuesto más directo), "no es posible incrementar los gastos. Aquí la dinámica importa, y mucho. El gasto en pensiones repunta de forma independiente al ciclo".
La herencia de la crisis es evidente en el gran crecimiento de la dotación presupuestaria para sufragar el desempleo, que hoy cuesta el 74,8% más que hace ocho años. Y, aunque es cierto que en 2015 su cuantía (25.300 millones) fue la menor en seis años, aún es muy superior a los 14.471 millones de euros que gastaba el Estado en 2007.
Otro signo de la crisis, asociado a la legislatura de Mariano Rajoy, es que desde que gobierna el Partido Popular España paga más en intereses de la deuda que en desempleo. En efecto, 2011, bajo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, fue el último ejercicio en el que el dinero destinado al paro (30.474 millones de euros) superó el presupuestado para intereses de la deuda (27.400 millones).
