Economía

El viraje político en Latinoamérica atrae la inversión extranjera

El control de las industrias nacionales e incluso de las divisas por parte del Estado ha sido durante más de una década símbolo del aire político que corría por Latinoamérica. Pero el timón dio un volantazo. Desde finales de 2014, el bautizado como eje bolivariano comenzó a perder apoyos, un viraje que ya se siente en las calles y que comienza a atraer el bolsillo de empresarios a ambos lados del Atlántico.

La caída del precio de las materias primas, junto con la escasez de la demanda de países como China, ha mermado las perspectivas de crecimiento de una región que en los últimos años había disfrutado de avances en sus cifras. Según la última revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI), la recesión en Latinoamérica se prolongará en 2016 por segundo año consecutivo, con una contracción estimada del 0,3%.

La escasez de las reservas nacionales que pagan altas facturas en costes sociales, junto con la corrupción de partidos que han pasado demasiados años en el poder sin el suficiente control, ha limado el discurso de partidos que hoy dirigen este cambio.

El pasado mes de diciembre Mauricio Macri asumió la presidencia de Argentina. En su discurso inaugural prometió "hacer ingresar al país en el siglo XXI" y en un mes puso fin a excepciones económicas como el cepo cambiario, regulación que desde 2011 limitaba la compra de dólares y que propulsó el mercado paralelo.

La medida ha devaluado el peso argentino alrededor de un 30%. Macri además ha recortado los altos subsidios de la luz y algunos usuarios pagarán por primera vez este mes de febrero subidas de más del 500%, incrementos que se esperan también para el gas.

Apertura internacional

La otra cara de la moneda se juega en torno a la política internacional. Tras trece años de ausencia, este mes de enero Argentina aceptó la invitación para acudir al Foro Económico de Davos, donde Macri consiguió dos de sus metas. Por un lado, afianzó lazos con el FMI lo que, entre otros muchos sinos, podría suponerle un apoyo fundamental en la batalla con los fondos buitre. Por otro, el presidente confesó que se trajo promesas de inversiones por 20.000 millones de dólares (17.630 millones de euros).

Otro de los nichos populistas donde este cambio comenzaba a entreverse es Venezuela. La alianza de la derecha derrotó a Nicolás Maduro en las elecciones legislativas celebradas en diciembre. Así, si bien el líder del Partido Socialista Unido de Venezuela sigue siendo presidente, se ve en serios problemas de sacar leyes adelante y, lo más relevante, puede ser un precedente de que el chavismo llegue a su término en la próxima cita electoral en 2019.

Por ahora, el Parlamento ya habría aprobado algunas leyes contradictorias al espíritu socialista como la Ley para el Desarrollo de Actividades Petroquímicas que contempla la inversión extranjera.

"El modelo rentista petrolero se agotó y Venezuela debe buscar una alternativa de economía productiva", afirmaba hace unos días el presidente Nicolás Maduro para explicar el estado de emergencia económico. Precisamente la semana pasada, el Tribunal Supremo dio validez a este decreto que la oposición había rechazado.

Este instrumento permite a Maduro disponer de recursos económicos sin el control del Parlamento además de aquellos bienes y mercancías privadas que, a su juicio, necesite para garantizar el abastecimiento de la población. No obstante, el Ejecutivo de Maduro ya ha comenzado a buscar otros apoyos estratégicos como Irán.

"Hemos acordado mecanismos de trabajo para que esta relación se sostenga y rinda frutos que esperamos para el corto, mediano y largo plazo en el país", dijo la semana pasada el vicepresidente de Economía de Venezuela, Luis Salas, tras reunirse con el embajador de Irán en Caracas, Mustafá Alaei.

Por otra parte, ambos puntos geográficos del mapa -Venezuela y Argentina¬ comparten dos escudos frente al espíritu emprendedor: la corrupción y la inflación. En el caso de Argentina, el Gobierno ha reconocido que en el mejor de los casos cerrará 2016 con un tasa del 20%. Para el país de Maduro las noticias son mucho más alarmantes.

Según la última revisión del Banco Central, la inflación anualizada para octubre de 2015 fue de un 141,5%. La difícil planificación económica en dichos escenarios, junto con la inseguridad jurídica, han actuado de repelente en los últimos años hacia las jugadas inversoras.

Según explica la auditora Kroll, el 72% de las compañías multinacionales encuestadas fue disuadida de operar en un país de Latinoamérica debido a la percepción que éstas tienen de los niveles de fraude y corrupción en estos mercados. Asimismo, la compañía comenta que la llegada de Macri "podría dar al país un nuevo rol a nivel latinoamericano y con ello nuevos desafíos".

Más allá del importante cambio de aire en buena parte de los Ejecutivos de Latinoamérica, el liberalismo se ha colado también entre los gobiernos tradicionales de izquierda. Un ejemplo de ello es Brasil. Dilma Roussef consiguió en 2014 volver a refrendar al Partido de los Trabajadores como Ejecutivo. No obstante, la política económica que ha erigido desde entonces se ha basado en ajustes del sector público y apertura de las fronteras.

Pequeños gestos

Así, una de las últimas propuestas que baraja el Gobierno es autorizar a grupos extranjeros invertir y tener el control (el 100%) de las aerolíneas locales (hasta ahora se limitaba al 20%). La medida supone un antes y un después en las reglas de propiedad que hasta ahora defendía la presidenta y no ha gustado nada entre los agentes sociales. Es más, el expresidente Lula da Silva ha manifestado su rechazo a algunas de estas decisiones lo que le ha llevado incluso a crear un frente de izquierdas formado por viejos y nuevos aliados sindicales y sociales del partido.

Brasil y México son las dos fronteras que reciben más inversiones extranjeras. En datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el año 2014 el país del carnaval recibió una inyección de 55.200 millones de euros, mientras que la política de Peña Nieto fortaleció un impulso de 20.100 millones de euros.

Si comparamos las cifras, de las seis principales economías de la región, las entradas de inversión directa solo aumentaron en Chile (19.400 millones de euros), mientras que en Colombia (14.090 millones de euros) permanecieron estables.

Conviene recordar que la caída que el FMI vaticina en la región para 2016 estará causada principalmente por el desplome de Brasil, que según el organismo de Christine Lagarde, retrocederá este año un 3,5%. Por el contrario, México será uno de los pocos países de la región que no solo aguanten el temporal, sino que cierren el año con un jugoso crecimiento del 2,6%.

La corrupción y el exceso de burocracia también han teñido tradicionalmente el ánimo inversor hacia este destino. No obstante, las reformas que erigió Peña Nieto, en particular, hacia el sector energético podrían jugar un papel crucial.

Según un informe de Santander Río, "México prevé un desarrollo de las infraestructuras, sobre todo aeroportuarias, lo que podría atraer a inversionistas extranjeros". También afirma esto el FMI: "La explotación de las reservas de hidrocarburos requerirá más de 35.000 millones de euros en inversiones anuales entre 2015 y 2019".

No obstante, como Venezuela, México vive en buena parte del petróleo, lo que en el último año le ha creado dificultades. En concreto, entre enero de 2014 y diciembre de 2015 el precio del crudo de exportación de México y Venezuela cayó de media el 68,1%.

La diferencia entre ambos gobiernos es que el primero decidió tapar la menor entrada de dólares con un ajuste severo en el presupuesto. Así, hace un año, el Ejecutivo de Peña Nieto anunció un recorte en las cuentas públicas de 8.000 millones de euros, lo que le ha costado fuertes críticas dentro del país.

Entre las bondades del país, además de sus recursos naturales, México es sobre todo un puente entre América del Norte y América Latina. Con todo, el clima de negocios ha progresado y a día de hoy se encuentra en la posición 39 de la clasificación Doing Business 2015 del Banco Mundial.

No es un descalabro

Latinoamérica tan sólo vivirá un segundo año de barbecho frente al crecimiento, por ejemplo, europeo en 2016 (2,7% según el FMI). La versión, eso sí, deja algo atrás el fuerte alza vivida durante la última década.

La crisis mundial de 2009 arreció con fuerza también en Latinoamérica, pero su producción cayó un 1,9%, esto es, un golpe modesto en comparación con la recesión que sufrió la OCDE (-3,4%). Antes, la región vivió uno de sus momentos más dulces. Con unas condiciones de financiación externas favorables y el precio de las materias primas al alza su ritmo de crecimiento duplicaba la media de la OCDE -5,4% frente al 2,3%-.

Por lo pronto, la semana pasada se conocía la llegada de un importante inversor a América Latina: los Emiratos Árabes. El jeque Abdulla Bin Zayed se comprometió a reforzar su presencia en la región a través de Panamá. Para ello, ambos países firmaron un memorando de entendimiento que regula la creación de un Comité bilateral en materia de cooperación en distintos ámbitos, como el político, económico, comercial o turístico.

Otro de los termómetros que mide que América Latina ha ganado en atractivo inversor ante el cambio de viento en sus ejecutivos es el aumento de visitas de los líderes mundiales. Así, por ejemplo, el primer ministro de Exteriores que pisó Argentina nada más ser elegido Macri presidente fue el titular español, José Manuel García Margallo, quien no acudió sólo, sino en compañía de una veintena de empresarios. También en el pasado mes de enero, su homóloga argentina, Susana Malcorra, acudió a Madrid.

Este mes la Casa Rosada cuenta ya con dos citas importantes en el calendario. Este lunes recibe la visita del primer ministro italiano, Matteo Renzi y, una semana después -el 24 de febrero- estará aterrizando en el país el presidente francés, François Hollande.

También se incrementaron los contactos entre el Viejo Continente y Cuba. La semana pasada, el vicepresidente, Ricardo Cabrisas, visitó Madrid para negociar "un marco más propicio" de inversiones, según informó el Ejecutivo de Mariano Rajoy, así como para barajar "una condonación adicional de la deuda de Cuba" que ronda los 185 millones de euros.

La última vez que un representante español viajó a la isla fue en noviembre de 2014 con la visita de Margallo y ya lo hizo con reticencias del PP. Conviene recordar que hace un par de semanas, el presidente Raul Castro pasó unos días en el país vecino y fue recibido por el presidente Hollande.

No obstante, el gesto más representativo de apertura -tras 50 años de aislamiento- en los últimos años se produjo en diciembre de 2014 cuando, junto con el presidente de EEUU, Barack Obama, Castro anunció el restablecimiento de relaciones entre ambos países lo que incluyó, además de aperturas de embajadas y distintos acuerdos, la conexión por aire entre ambos países.

De cara a un futuro reciente, el reto de las grandes caras socialistas de América Latina es encontrar sustitutos si no quieren que los proyectos políticos se consuman con su figura. Es el caso de Ecuador y Bolivia, donde Rafael Correa ya anunció que no se presentará a los comicios de 2017.

La cuarta legislatura de Evo Morales también se complica ya que, por ahora, no cuenta con el beneplácito de los ciudadanos de reformar la constitución que así lo permita. Lo cierto es que desde 2014 cinco elecciones -Brasil, El Salvador, Colombia, Uruguay y Argentina-, se han definido en segunda vuelta, lo que muestra que la cuerda entre socialismo-liberalismo está más tensa que nunca.

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