Economía

El Eurogrupo saluda el progreso en la primera revisión del rescate heleno

El presidente del Eurogrupo, Dijsselbloem, con el líder griego, Tsipras. Reuters.

Tras casi medio año de tregua, el drama griego volverá mañana a traer dificultades a la mesa de los ministros de Finanzas del euro (el Eurogrupo). El temporal del pasado año, que casi costó la salida de Grecia del euro, sin embargo se puede quedar en una tormenta de verano en esta ocasión. Porque el nuevo Alexis Tsipras, domesticado tras meses de dura negociación, no está muy lejos de satisfacer las necesidades de sus acreedores europeos.

Y eso a pesar de que el líder griego está lidiando con la que probablemente es la reforma más tóxica en Grecia: el ajuste de las pensiones. Tras los recortes impuestos desde 2010 y agotar los subsidios de desempleo, gran parte de las familias griegas dependen de las pensiones para subsistir.

Altas fuentes europeas explicaron ayer que la primera revisión de las reformas solicitadas a cambio de los 86.000 millones del nuevo rescate dado a Grecia el pasado verano progresa "bastante bien". Más aún, las mismas fuentes añadieron que esperan que este examen se complete "con bastante rapidez".

El mensaje positivo lanzado desde los acreedores contrasta con el complejo escenario que se avecinaba para los europeos de nuevo en el frente griego, dado que Tsipras se resistía a recortar las pensiones actuales tal y como pedían los socios del euro y sobre todo el FMI. En su lugar, propuso garantizar la sostenibilidad del sistema con más contribuciones y ajustes futuros.

La brecha en torno a las pensiones helenas no es la única que todavía queda por cerrar entre los acreedores internacionales y Atenas en esta primera revisión. Los jefes de misión de las cuatro instituciones (Comisión Europea, BCE, FMI y Mecanismo Europeo de Estabilidad) también quieren más claridad sobre el plan presupuestario para este año, la reforma del sector público, o la creación del fondo para gestionar las privatizaciones con el que se espera que Grecia venda activos por valor de 50.000 millones de euros, una de las medidas más controvertidas del rescate.

El Gobierno griego lanzó una ofensiva diplomática en las pasadas semanas para intentar allanar el camino para concluir esta primera revisión con rapidez. Así, Tsipras se reunió durante el foro de Davos con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y el comisario de Economía, Pierre Moscovici.

Su objetivo es concluir un acuerdo lo antes posible para poder comenzar la discusión sobre la renegociación de los términos de la mastodóntica deuda helena del 180 por ciento de su PIB. Si Tsipras convence al FMI sobre su plan para conquistar la sostenibilidad de las pensiones, encontrará una robusta aliada en Lagarde para lograr su objetivo en su tira y afloja con sus acreedores.

Sin embargo, los socios del euro han rechazado categóricamente durante los pasados meses una quita sobre el principal, tal y como sucedió con la deuda de la banca, y solo están dispuestos a ofrecer una prolongación de los vencimientos, una rebaja de los intereses, o un nuevo paréntesis en el pago de los mismos más allá de 2023, hasta cuando se extiende el perdón de 2012.

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