
El Gobierno de Valdimir Putin está preparando la venta de varias compañías públicas que durante años han sido motivo de orgullo para el país. Aeroflot, Alrosa o Rosneft son algunos de las empresas que podrían privatizarse a corto plazo para conseguir unos ingresos extraordinarios.
Este 2016 será el segundo año de recesión para Rusia, un país lastrado por el desplome de los precios del petróleo y del gas. Los menores ingresos derivados de este fenómeno están dejando un importante agujero en las finanzas públicas de Rusia, según publica el Financial Times. Además, la inflación se acerca al 13% y el rublo se encuentra en mínimos históricos frente al dólar, lo que complica y mucho la actuación de las autoridades de Moscú.
Retomará la agenda de privatizaciones
Es cierto que Rusia lleva años vendiendo pequeñas participaciones de empresas estatales, pero el ritmo de privatizaciones se había detenido en seco con la vuelta de Valdimir Putin a la presidencia en 2012.
En Rusia las privatizaciones no están bien vistas por la sociedad. Según publica el diario británico, durante la transición que atravesó la Unión Soviética en 1990, los políticos intentaron acercar al país hacia el capitalismo con unas privatizaciones muy polémicas. Un número pequeño de personas se enriquecieron tras hacerse con un número importante de empresas, creando de este modo un grupo de oligarcas que siempre se han mantenido cercanos a los gobiernos del país.
Pero llegados a este punto, parece que a Putin no le queda otra opción que privatizar varias empresas. Los directos de Alrosa, Rosneft, Russian Railways, el banco VTB, Aeroflot y el mayor constructor de barcos del país, Sovcomflot, se reunieron este lunes con Putin para discutir sobre los planes de privatización.
Oleg Kouzmin, economista de Renaissance Capital, explica que hay ciertas diferencias entre las privatizaciones de los años 90 y las actuales: "La primeras privatizaciones tenían el objetivo de ajustar la estructura económica y hacerla más eficiente. Mientras que ahora la intención es recaudar dinero, la caída del petróleo se ha convertido en la principal razón para retomar la agenda privatizadora", señala el experto.
Y es que más de la mitad del presupuesto público ruso provenía de los ingresos derivados del petróleo y el gas hasta 2014. El año pasado, con la caída de las materias primas de trasfondo, los ingresos públicos cayeron en un 43%. La situación es compleja, Moscú ya se ha comprometido a recortar el gasto un 10%, pero no será suficiente para cuadrar las cuentas públicas, por lo que la mejor opción segura para el país pasa por privatizar algunas empresas, explica el diario británico.