Si el año 2014 pasará a la historia por ser un punto de inflexión entre la crisis y la recuperación, 2015 podrá ser recordado como el primer año en el que todos los indicadores macroeconómicos se situaron de forma decidida en terreno positivo tras varios años en rojo. No obstante, no todo es optimismo, incluso en los datos positivos hay dudas, riesgos y datos que piden cautela.
Probablemente, el mejor dato de este 2015 será el de crecimiento. El Gobierno espera que el ejercicio se cierre con una mejoría del 3,2% que, aunque supone una ligera rebaja respecto a las últimas previsiones, es un nivel desconocido desde el ejercicio 2008. Al mejor año en ocho ejercicios han contribuido muchos sectores: el turismo ha batido récords históricos y también las ventas de coches han recuperado los niveles precrisis. El comercio minorista, la industria y los servicios también han recuperado el signo positivo.
Pero si hay algo especialmente importante es que este ritmo de crecimiento se ha trasladado al empleo. A falta de conocer los datos de diciembre, el ejercicio 2015 apunta a la creación d más de medio millón de puestos de trabajo, lo que permitirá cerrar el año con más de 17 millones de cotizantes por primera vez desde el ejercicio 2011.
Empleo precario y de corta duración
Sin embargo, no todo son buenas noticias en el mercado laboral. El empleo creado no es precisamente de máxima calidad como muestra el hecho de que apenas uno de cada 20 contratos sea indefinido y a tiempo completo. Además, de los casi 17 millones de contratos firmados en los once primeros meses del año, más de 4,1 millones duraron menos de una semana, es decir, uno de cada cuatro contratos duraron entre uno y siete días.
Tampoco los sectores que están tirando del empleo son los que suelen implicar mayor estabilidad. El comercio (con 76.000 puestos de trabajo) y la hostelería (con 68.000) han sido los dos motores del nuevo empleo.
El ladrillo no se decide por la remontada
Otro de los sectores sobre el que no termina de apreciarse la recuperación es el inmobiliario. Aunque el ladrillo muestra tasas positivas de crecimiento, la evolución de los precios aún es muy errática. Además, las hipotecas muestran avances respecto a años anteriores pero sólo por la compraventa de casas usadas. La venta de viviendas nuevas sigue sin remontar y el stock de pisos ya construidos sigue rondando los 400.000.
Tampoco las cuentas públicas terminan de dar buenas noticias. El déficit público se situó en octubre en el 3,42% del PIB, sólo medio punto del PIB menos de lo que registraba un año antes. Aún no se sabe si se cumplirá el objetivo del 4,2% del PIB exigido por Bruselas , pero es casi seguro que las comunidades autónomas se desviarán de su límite del 0,7% del PIB marcado.
Otro de los indicadores que evoluciona negativamente es la deuda pública. Aunque en términos del PIB se ha estabilizado en torno al 99% del PIB, lo cierto es que en términos absolutos sigue aumentando: en septiembre se situó en 1,062 billones de euros, un 2,7% más que al final de 2014.
Además, otra de las notas dominantes de 2015 ha sido, como en 2014, la estabilidad de los precios. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la variación del IPC este año ha sido del 0%, lo que significa que están en el mismo nivel que cuando empezaron el ejercicio.