
El enfrentamiento político y militar ha impedido a Kiev y Moscú llegar a un acuerdo respecto a los 3.000 millones de deuda en bonos que Ucrania debía haber repagado y que vencía finalmente el próximo domingo, por lo que el país ha sido declarado ya en default.
Esos bonos estaban en manos de Moscú desde hace dos años, cuando Vladimir Putin intentó salvar in extremis el anterior gobierno prorruso de Ucrania. Este viernes, el consejo de Ministros del actual gabinete enfrentado militarmente a Rusia en las provincias orientales del país, ha confirmado su firme intención de no pagar la deuda.
Hace un mes, Rusia expresaba aún su confianza en poder alcanzar un compromiso con Ucrania, y aseguraba que había realizado una oferta en ese sentido.
Rusia había propuesto a Ucrania acometer una reestructuración de los pagos correspondientes de la deuda de manera escalonada que implicaría el reembolso de 1.000 millones de dólares (935 millones de euros) al año entre 2016 y 2018, unas condiciones que consideró "mejores que las planteadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI)". Pero se encontró con la negativa de Ucrania.
Por eso, se da por hecho que Rusia acudirá a los tribunales. Moody's advertía en ese sentido la semana pasada que, aunque los vínculos con Rusia serán "reestructurados probablemente bajo términos similares" a los actuales, cualquier tipo de negociación será probablemente "prolongada y conflictiva".