Economía

El FMI admite que sus rescates fueron insuficientes en la mayoría de casos

Christine Lagarde, directora del FMI. Archivo.

El Fondo Monetario Internacional publicó ayer el análisis donde la institución dirigida por Christine Lagarde hizo acto de conciencia sobre los distintos programas de ayuda activados desde el azote de la crisis financiera de 2008. Dicha revisión incluye un total de 32 programas destinados a 27 países, entre ellos Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre, implementados entre septiembre de 2008 y junio de 2013. Durante dicho periodo de tiempo, el Fondo desembolsó un total de 420.000 millones de Derechos de Giro (SDR, por sus siglas en inglés), el equivalente a 577.000 millones de dólares.

Sin embargo, en un momento en que todo parece indicar que el FMI seguirá presente en el próximo rescate a Grecia pese a declarar que su deuda es insostenible, el documento presentado al Consejo Ejecutivo de la institución reconoce que "la reducción de los ratios de deuda pública con respecto al PIB se quedó corta según las expectativas a medio plazo en tres cuartas partes de los programas implementados".

En este sentido, el documento explica que esta situación es el resultado de ajustes fiscales más limitados de lo inicialmente previsto así como tasas de crecimiento más débiles de lo proyectado. "Las sorpresas sobre el incremento de la deuda fueron particularmente grandes en casos donde no hubo reestructuración inicial de la misma, como Grecia en 2010, Mongolia, Serbia y Ucrania".

En todos estos países, la deuda pública excedió las proyecciones a medio plazo establecidas por los programas de ayuda diseñados por la institución en más de un 20% del PIB. En el caso griego, como ya reconoció el Fondo en el pasado, el efecto de arrastre de la consolidación fiscal en la actividad económica y la producción se hizo evidente, debilitando el proceso de consolidación.

Desde Washington consideran que el posible efecto contagio que se desató en la zona euro allá por 2010 sirvió de excusa para "no requerir a Grecia una reducción de su deuda por adelantado" como condición para recibir las ayudas de la institución.

Por aquel entonces, los funcionarios del FMI no pudieron asegurar la sostenibilidad total de la deuda helena. De hecho el Fondo incluyó una claúsula de "excepción sistémica a su política que también se invocó para los programas de Irlanda y Portugal. Posteriormente se volvió a invocar en 2012 para reemplazar el programa griego. Aún así, recordemos que en dicha ocasión, Grecia llevó a cabo un pacto con sus inversores por el cual estos aceptaron una quita o reducción del 53% del valor nominal de los bonos, lo que se tradujo en unas pérdidas reales del 78,5% para los bancos y fondos de inversión.

En general, el Fondo concluye en su estudio que sus programas de ayuda y rescate han experimentado problemas cuando la sostenibilidad de la deuda "no se aseguró" por adelantado. El FMI considera que cuando el sector privado se involucró en el programa griego en 2012, las quitas para el resto de acreedores fueron mucho mayores según los estándares marcados por casos previos antes de un posible impago. Aún así, desde Washington consideran que estas quitas fueron insuficientes para restaurar la sostenibilidad de la deuda helena.

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