
Los ingresos que obtiene la banca española por comisiones son los más bajos de entre los grandes sistemas financieros de Europa. Apenas representan un 23% del total, un porcentaje que se encuentra muy alejado del que registran las entidades de otros países, como Francia e Italia. Estas consiguen un tercio de su margen bruto por las tarifas que aplican a los clientes por distintos servicios. En Reino Unido la cifra llega al 26 %, mientras que en Alemania, al 27%.
Esta situación se explica por el modelo de negocio tradicional de la banca española, más enfocada a usuarios minoristas, donde se subvenciona parte de los servicios que se ofrecen a cambio de una mayor vinculación. De esta manera, más de dos tercios -el 65%- de los ingresos provienen en su caso del denominado margen financiero, es decir, lo que se logra por intereses de créditos tras descontar el coste de los depósitos.
Esta proporción impide en la actualidad a los bancos de nuestro país mejorar sustancialmente la rentabilidad, debido a la escasa actividad, los precios tan bajos del dinero y la guerra abierta para aumentar el negocio.
La rentabilidad sobre recursos propios (ROE) es inferior a la media de la banca europea. En concreto, se sitúa en un 4,4%, frente al 7,8% del promedio de entidades del Viejo Continente, según datos recogidos por BBVA Research en su último informe sobre la situación del sistema financiero.
Las entidades españolas pretenden que la rentabilidad alcance en el medio plazo más del 10% para poder sobrevivir. De lo contrario, se verán abocadas a una nueva oleada de fusiones. El Banco de España ya ha animado al sector a un proceso de integraciones ante la probabilidad de que no todos los grupos alcancen estos niveles, que son exigidos por el mercado y por los supervisores internacionales.
Productos más rentables
Pese a la diferencia notable con otros sistemas europeos, las entidades de nuestro país han ido intensificando la venta de otros productos para mejorar los ingresos por comisiones y elevar su cuenta de resultados, todavía presionada por las elevadas dotaciones contra la morosidad.
Así, han intensificado la venta de fondos de inversión, planes de pensiones y seguros, que ofrecen comisiones más altas, movimiento que se ha acentuado por la baja remuneración de los depósitos. Según los expertos de BBVA, las tarifas que consiguen por este tipo de productos aportan ya un tercio de los ingresos por comisiones. Hace más de un decenio el 60% de dicha facturación llegaba por los servicios básicos de cobros y pagos -tales como las tarjetas, las cuentas corrientes, las transferencias y los cheques-, que ofrecen una menor rentabilidad, mientras que en la actualidad suponen un tercio. En 2003, el 40% restante se lo repartían los productos no bancarios y las tarifas por gestión de valores.
Presión a la baja
El servicio de estudios de BBVA señala que en el corto plazo las perspectivas de los ingresos por comisiones son positivas, pero advierte de los efectos de algunas iniciativas regulatorias y sectoriales puestas en marcha, "que ejercerán un presión a la baja", especialmente en la facturación obtenida por la banca en el segmento de pagos.
El informe indica, en este sentido, "que la segunda directiva de servicios de pago promueve la estandarización, la competencia y precios más bajos para los clientes". Esta normativa se suma al límite impuesto ya en las tasas interbancarias.
También indica que las reglas Mifid II sobre servicios financieros y la reforma estructural bancaria reducirán las comisiones para determinadas actividades relacionadas con los mercados.
Por tanto, los expertos de BBVA resaltan la importancia para el sector en centrarse en soluciones de valor añadido para elevar la venta cruzada de productos y mejorar la rentabilidad. Estos permitirá , a su juicio, aumentar la confianza de los clientes y permitirá a la banca aprovechar oportunidades de negocio.