Economía

Bajar salarios para salir de una crisis puede ser fatal si el banco central no 'imprime billetes'

  • Si el banco central no ayuda el resultado puede ser negativo

La devaluación de una divisa es uno de los remedios más utilizados por un país con problemas financieros. Esta herramienta incrementa de la noche a la mañana el atractivo de las exportaciones del país mientras que las importaciones son menos apetecibles. Sin embargo, los países que pertenecen a un área monetaria no tienen esta opción, por lo que tienen que recurrir a la devaluación interna (moderación salarial y de beneficios distribuidos). ¿Es útil esta estrategia? Sólo cuando el banco central echa una mano.

El Fondo Monetario Internacional ha publicado un documento llamado 'Wage Moderation in Crisis' en el que se usa como muestra a la Eurozona. Países como España pusieron en marcha devaluaciones internas para corregir el déficit por cuenta corriente e incrementar la competitividad de los bienes y servicios que se producen dentro del país: "Este remedio ha generado mucho debate. Es una forma de incrementar la competitividad del país, pero en lugar de devaluar la divisa, se hace forma interna reduciendo salarios y beneficios distribuidos", explica el documento del FMI. 

Poner en marcha una devaluación interna sólo tiene sentido si el banco central acompaña vía políticas monetarias expansivas como reducción de tipos y programas de estímulo como el quantitative easing: "Si varios países en crisis emprenden este camino de la moderación salarial, el resultado sólo es positivo si se apoya con políticas monetarias acomodaticias. En ausencia de estas políticas, la moderación salarial puede terminar reduciendo el PIB del conjunto del área monetaria".

La política monetaria en el proceso

"La política monetaria necesita tener en cuenta el impacto desinflacionario de los salarios y la moderación de precios para hacerlos sostenibles... La moderación salarial incrementará probablemente la competitividad externa y las exportaciones netas. Sin embargo, ésta añade presiones deflacionarias, lo que implica altos tipos de interés reales, aumento de la deuda pública y privada en términos reales y una menor demanda doméstica", señala el FMI. 

La simulación que han realizado los economistas del organismo explica que estos efectos se pueden agravar si son varios países los que ponen en marcha la devaluación interna. "Esta situación puede llevar al PIB a niveles inferiores a los del punto de salida. El resultado es un leve efecto negativo para la Eurozona en su conjunto". 

Por eso, estos economista señalan que desde el FMI "han defendido de forma insistente la puesta en marcha de una política monetaria acomodaticia como respuesta a las caídas de los salarios y a la moderación de los precios. Esta política debe incluir un quantitative easing, así como reformas estructurales y flexibilización fiscal en los países con margen de maniobra". 

Es decir, el FMI cree en la Eurozona el BCE debería haber implementado una política monetaria mucho más expansiva mientras que países como España o Portugal estaban inmersos en una devaluación interna. Por otro lado, también deja entrever que Estados como Alemania u Holanda (con margen fiscal y fuertes superávits por cuenta corriente) deberían haber ayudado en este proceso incrementando su demanda a través de políticas fiscales. 

"Los bancos centrales tienen la capacidad de amortiguar los efectos adversos de la moderación salarial y sobre la producción de algunos países. Bajar tipos de interés, por ejemplo, ayuda a estimular la inversión y el consumo de ciertos bienes duraderos", señala el informe.

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