Berlín confía en que el consumo privado permita a la economía alemana mantener su velocidad de crucero este año y el que viene, pese a las consecuencias del frenazo en China, el escándalo de Volkswagen y la crisis de los refugiados.
El ministro de Economía, Sigmar Gabriel, afirmó hoy al presentar la revisión de los pronósticos del Ejecutivo que el producto interior bruto (PIB) alemán crecerá este año un 1,7%, una décima menos de su previsión de primavera, y mantuvo el cálculo para el próximo en el 1,8%.
La mayor economía europea disfrutará de una "evolución estable" y de un "crecimiento robusto", resumió Gabriel en una breve comparecencia ante los medios en el Bundestag (cámara baja).
El consumo privado será el "pilar principal" del crecimiento, argumentó el ministro, y avanzará en los dos ejercicios un 1,8% de media, gracias a un "extraordinariamente fuerte" mercado laboral.
El informe de Economía estima que este año se crearán 284.000 puestos de trabajo y el próximo otros 271.000, hasta que el número de personas empleadas alcance los 43,3 millones, prolongándose así la actual cadena de máximos históricos anuales.
Además, el Gobierno espera que los salarios también suban, un 2,6 y un 2,4%, respectivamente, en este ejercicio y el que viene; y que la renta disponible, gracias entre otros factores al precio del crudo, se eleve un 2,6 y un 2,8%.