
Los países emergentes han vuelto al centro de las miradas y no precisamente por ofrecer buenas noticias. Los más grandes como China, Rusia o Brasil han descendido a la dura realidad en los últimos meses, mientras que otros de menor tamaño como Hungría, Rumanía, Polonia, República Checa o Vietnam sucumben a la incertidumbre mundial.
Estos países, según cifras del FMI recogidas por Bloomberg, han registrado en el último año un ritmo más rápido de crecimiento económico que el promedio que muestran desde 2010. En contraste y según los mismos parámetros, el crecimiento del resto de emergentes ha sido más moderado que en los años anteriores.
Es más, el ritmo de expansión económica en Polonia, República Checa, Rumania y Hungría ha superado a la de la Eurozona durante siete trimestres consecutivos. Los analistas explican que estos países se han beneficiado principalmente de su condición de importadores de petróleo. En el último año, la caída de los precios de las materias primas, sobre todo del petróleo, ha permitido unos ingresos extra en sus arcas públicas.
La estabilidad de sus divisas en los últimos meses es otro de los puntos que juegan a favor de los más pequeños. La reciente triple devaluación del yuan por parte de las autoridades chinas y la agitación política en países como Brasil y Turquía lastraron las cotizaciones de las principales divisas mundiales. No obstante, las monedas de Rumania, Hungría, República Checa y Polonia fueron de las pocas que sucumbieron a la incertidumbre y mantuvieron el tipo.