Economía

Bruselas avala un frágil acuerdo con Grecia y baraja un crédito puente

  • La CE exige a Atenas medidas urgentes antes de desembolsar nada

Tsipras insta al Parlamento heleno a aprobar las condiciones este jueves. Las negociaciones entre Atenas y sus acreedores están transcurriendo con sorprendente celeridad, aunque no desprovistas de ciertas tensiones latentes que indican que la senda sigue siendo pedregosa. Una de las primeras señales ha sido la tardanza de la Comisión Europea en confirmar el acuerdo, aunque sea en una primera instancia de carácter técnico y no político. El acuerdo entre Grecia y la UE prevé la venta inmediata de puertos y aeropuertos.

Una fumata blanca que el Gobierno heleno había anunciado urbi et orbi a principios de la mañana de ayer después de una noche de intensas negociaciones entre el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE), el mecanismo de rescate permanente y la propia Comisión Europea.

Los portavoces comunitarios se mostraron ayer prudentes ante algunos flecos que todavía no habían sido esclarecidos y confirmaron que, pese al carácter técnico de las negociaciones, se habían producido llamadas de eminente carácter político tanto al superpoderoso ministro de Finanzas alemán, German Schäuble, como al primer ministro griego, Alexis Tsipras. La alta sensibilidad del frágil acuerdo también se evidencia porque este tipo de contactos se mantuvieron también ayer con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la República Francesa, François Hollande.

Bruselas aún desconfía

La desconfianza entre ambas partes, si bien no está en su momento álgido, sigue presente. Fruto de estas tensiones, la exigencia por parte de Bruselas de que Atenas ponga en marcha medidas urgentes antes del desembolso del primer tramo de rescate, cifrado en 24.000 millones de euros.

Una serie de iniciativas que una facción de la propia Syriza rechaza y que obligará al Gobierno de Tsipras a refugiarse en el voto favorable de la oposición. Una muestra de lo que puede pasar a largo plazo en el otoño si, tras el congreso extraordinario del partido, Tsipras se ve obligado a convocar elecciones anticipadas.

El primer ministro heleno ha justificado la premura de la situación debido a "la situación de naturaleza crucial" en una carta enviada al Parlamento heleno solicitando la apertura de la cámara este jueves. Bruselas ha convocado un Eurogrupo extraordinario para este viernes que suponga el veredicto definitivo sobre este rescate, valorado en la cantidad máxima de 86.000 millones de euros durante tres años.

Antes de eso, siete países europeos deberán ratificar en sus Parlamentos el acuerdo: Alemania, Finlandia, Holanda, Austria, Eslovenia, Estonia y Letonia.

El día 20, próxima fecha clave

Fruto de estas reticencias ha sido la celebración de una nueva videoconferencia informativa por parte de los Veintiocho ante la posibilidad de un nuevo crédito puente de urgencia antes de que el acuerdo este sellado.

El ultimátum sigue siendo los 3.200 millones de euros que Grecia debe pagar al BCE el próximo día 20 de agosto, en un procedimiento en el que no existe posibilidad de mora. Para que este crédito puente pueda ponerse en marcha, se necesita que los miembros de la zona euro vuelvan a garantizar a los que no pertenecen a la moneda única posibles pérdidas en caso de impago por parte de Atenas.

La lista sobre qué medidas son consideradas por parte de Bruselas como cerradas no se sabe definitivamente ya que la Comisión Europea ha preferido guardar silencio. "Nada está acordado hasta que se acuerda todo", aseguró ayer la portavoz comunitaria Annika Breidthardt.

La prensa helena se ha mostrado más locuaz. Dentro de ese paquete de difícil digestión para los griegos, destaca la puesta en marcha de un fondo fiduciario con sede en Bruselas por valor de 50.000 millones de euros y que se nutriría de la venta de activos de la concesión a largo plazo de todo tipo de activos griegos incluida la privatización del transporte de electricidad, una línea roja para Atenas.

Existen dudas sobre la capacidad de Atenas para conseguir esta cifra en un momento de fuerte recesión del país.

En los últimos cinco años, Grecia tan sólo ha conseguido 3.100 millones de euros en dinero contante y sonante en su proceso privatizador. En este caso, una cuarta parte del fondo se destinaría para el pago de la deuda y la mitad sería utilizada como garantía bancaria. Sólo la cuarta parte iría a parar al desarrollo del país.

Si esta meta no se consigue, esto aumentaría la factura que deben pagar los acreedores europeos a través del fondo de rescate permanente, cifrada en un máximo de 50.000 millones de euros.

El Fondo Monetario Internacional, que comanda la francesa Christine Lagarde, todavía no ha confirmado su contribución e incluso sopesa retrasar el primer desembolso hasta que no haya un acuerdo definitivo sobre el alivio de la deuda helena. A pesar de esto, su contribución técnica al rescate no está puesta en entredicho.

Dentro de las reformas económicas que Atenas debe emprender para modernizar al economía figuran algunos asuntos especialmente controvertidos, entre ellos, la apertura de los comercios en fin de semana -incluidas las panaderías y pastelerías- o la liberalización de la propiedad de las farmacias.

Adiós a las promesas de Tsipras

El primer ministro Tsipras deberá romper algunas promesas realizadas durante la campaña electoral que lo llevó hasta el Gobierno de la nación, como la retirada de algunas exenciones fiscales para las islas a finales de año o la desregulación del mercado de la energía.

Recibir el tercer rescate requerirá que Tsipras ponga punto final al régimen fiscal ventajoso del que disfrutan los agricultores helenos, un pilar fundamental de su economía. La troika tampoco está conforme con los últimos cambios legislativos introducidos por parte de Syriza en la legislación sobre el pago de las deuda.

Según filtraciones del propio Ministerio de finanzas heleno, Atenas estaría obligada a alcanzar un déficit primario (descontado el pago de los intereses de la deuda) del 0,25% este año, frente al 1% de superávit pactado anteriormente. Además, el año que viene su superávit primario debería situarse en el 0,5% y el 1,75% en 2017. Tan sólo a partir del año 2018 Grecia cumpliría la meta ya acordada previamente del 3,5%. Se trata de un nuevo calendario mucho más laxo, que a su vez pone sobre la mesa la fuerte recesión agravada en Grecia con los controles de capitales.

Como regalo de consolación, si todo va bien, los miembros de la zona euro abrirán el debate sobre un posible alivio de la deuda helena en otoño. Las líneas rojas siguen estando claras para Bruselas, y todo indica que los halcones seguirán rechazando una quita nominal de la deuda que suponga una condonación parcial. Todo apunta a que podrán aprobarse nuevos plazos en la devolución del pasivo.

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