Según asegura el Banco Central Europeo (BCE) en su último boletín económico, "no se ha producido un proceso de convergencia real entre los doce países que adoptaron el euro en 1999 y 2001". La institución que preside Mario Draghi explica que esto se debe se debe a "la debilidad de las instituciones, las rigideces estructurales, el débil crecimiento de la productividad y la escasez de políticas encaminadas a hacer frente a ciclos alcistas de los precios de los activos".
El BCE puntualiza que, por el contrario, sí ha existido convergencia real en el conjunto de la Unión Europea (UE) desde 1999 como resultado de los procesos 'unión' de las economías de Europa Central y Oriental.
Trabajo constante
Así las cosas, el informa añade que diversos factores parecen "cruciales" para lograr una convergencia real en la Unión Económica y Monetaria: estabilidad macroeconómica y una política fiscal. Asimismo, ve necesario "un alto grado de flexibilidad en los mercados de productos y de trabajo". "Una lección importante que se puede extraer de la crisis de la deuda soberana de la zona del euro es que la necesidad de aplicar políticas económicas sólidas no termina cuando un país ha adoptado el euro", según el BCE.
"No existen mecanismos automáticos que garanticen que el proceso de convergencia nominal que se lleva a cabo antes de la adopción del euro produzca una convergencia real sostenible a partir de entonces", apostilla la entidad monetaria en el informe.
La crisis financiera global, que se inició en 2008, ha mostrado que algunos países que participan en la Unión Económica y Monetaria tenían graves deficiencias en su marco estructural e institucional, que han dado lugar a una acusada y prolongada caída de los niveles reales de renta per cápita en esos países desde 2008.
"La crisis ha puesto de manifiesto que los abultados flujos de capital a los países de renta baja solo pueden contribuir a una convergencia real sostenible si los recursos se asignan de forma eficiente en la economía", según el BCE.