
Europa tiene una oportunidad de oro para hacer bien sus deberes en un momento de encrucijada para su economía, que ve la luz al final del túnel tras una recesión que ha frenado el crecimiento en los últimos años y con la crisis griega como factor de inestabilidad.
Si el continente emprende reformas respecto a la oferta e impulsa la inversión y la creación de empleo puede alcanzar un crecimiento consolidado de entre el 2 y el 3% y crear 20 millones de empleos en los próximos diez años. Pero este recorrido recae sobre todo en los Gobiernos nacionales, de los que depende el 75% de las tareas pendientes en el Viejo Continente. Es decir, la mayoría de reformas no requieren grandes acuerdos nacionales o supranacionales, más allá de impulsar el mercado laboral y la inversión, con medidas que favorezcan especialmente la movilidad de los trabajadores y una mayor apertura comercial en el continente.
Potencial europeo
Esas son las conclusiones de McKinsey Global Institute (MGI) en su informe Una ventana de oportunidad para Europa, tras el análisis de una treintena de sectores en más de veinte países del continente. Así, desde MGI advierten del potencial europeo que favorece el entorno actual de precios del petróleo bajos y políticas expansivas del Banco Central Europeo (BCE). Unas condiciones que pueden potenciarse a través de once puntos de actuación para los distintos países, tal y como explicaron ayer durante la presentación del estudio de MGI su director en España de MGI, Alejandro Beltrán y su socia Gloria Macías-Lizano.
Unos motores que, en la mayoría de los casos, ya tiran con éxito en algunas economías europeas. "No nos tenemos que ir muy lejos, las recetas están entre nuestros vecinos", explicó Macías-Lizano. Así, los once puntos identificados se distribuyen en tres áreas clave: movilizar la población activa, impulsar los mercados y la productividad e invertir para el futuro. Respecto al coste de estas medidas, Beltrán explicó que su puesta en marcha requiere un gasto adicional de entre 1,7 y el 3,7% del PIB europeo.
En el caso concreto de España, debemos mejorar en educación y en innovación. Para ello, y teniendo en cuenta las once claves, los avances pasan por enfocar un mayor porcentaje del gasto público en innovación y digitalizar la Administración. En materia educativa, desde MGI apuestan por un sistema de formación profesional dual y por aumentar la transparencia sobre el mercado laboral.
Las aspiraciones del ciudadano
El informe también recoge cuáles son las expectativas de los ciudadanos europeos y qué esfuerzo están dispuestos a hacer para lograrlo, tal y como señaló Beltrán. En este punto, destaca que los trabajadores españoles son los más dispuestos de la Unión Europea a ampliar su jornada laboral, hasta 2,7 horas a la semana, para ayudar al impulso de la economía. A cambio, piden que aumente el gasto social y en educación. Para alcanzar estas expectativas europeas antes de 2025, recuerda el informe, se necesitan 2,2 miles de millones de euros anuales.