Economía

El caso griego demuestra que la muerte del dinero físico es un mito

Aquellos gurús de la industria que apuntan a que el uso del dinero en efectivo es una tendencia en vías de extinción se equivocan. Al menos eso estiman los analistas de Deutsche Bank, que hacen referencia al caso de Grecia como mejor ejemplo para explicar cómo el uso del dinero convencional no desaparecerá a medio plazo.

"Los ciudadanos griegos han retirado una quinta parte de sus ahorros de los bancos", estima Stuart Kirk, analista del banco alemán. Un hecho que determina que, en momentos críticos como el que vive en estos momentos el país heleno, los ciudadanos siguen apaciguando sus miedos recuperando su dinero, contante y sonante. Recordemos que como señalan los economistas de J.P. Morgan, Malcolm Barr y David Mackie, de no haber acuerdo durante el fin de semana, el gobierno heleno se verá obligado a imponer controles de capital, es decir, un corralito.

Más allá de Grecia, en Estados Unidos, la mitad de las transacciones siguen realizándose en efectivo. De hecho en la mayor economía del mundo, el dinero en circulación equivale a 4.000 dólares por individuo (incluyendo hombres, mujeres y niños). Una tendencia que en Alemania sigue siendo aún más común, ya que el 80 por ciento de las compras y transacciones realizadas por los ciudadanos se realizan con efectivo. En estos momentos, Suecia es uno de los pocos lugares del mundo donde el dinero físico en circulación ha caído desde 2007 y donde la mitad de las sucursales bancarias operan sin efectivo.

Desde Deutsche Bank estiman que es difícil imaginarse una sociedad sin dinero físico en circulación en un momento en que 2.500 millones de personas todavía no tienen acceso a entidades bancarias y donde la mitad de los 600.000 millones de dólares en transferencias mundiales siguen realizándose de efectivo a efectivo.

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