
Con 48 horas intensas por delante, el acercamiento entre Grecia y sus homólogos europeos todavía tiene que materializarse. Pese a que el gobierno de Alexis Tsipras ha dado su brazo a torcer en temas clave como el IVA o las pensiones, para Jacob Kirkegaard, experto del Peterson Institute for International Economics, un think tank con sede en Washington, la situación actual deja varias preguntas sin responder.
La primera de ellas es cómo cinco meses después de haber tomado las riendas del país, se considere un avance que finalmente el gobierno heleno haya presentado una lista de reformas que tras muchas presiones incluyen algunas de las exigencias de la troika. Tsipras ha dejado pasar el tiempo mientras la economía ha vuelto a sufrir una recesión y el país se encuentra al borde de imponer controles de capital.
En segundo lugar, Grecia sigue enfrentando problemas importantes que todavía no cuentan con solución alguna. Kirkegaard se pregunta cómo es posible que un gobierno anti-austeridad haya optado meramente por adoptar medidas que supondrán mayores ajustes a través de subidas de impuestos en lugar de ofrecer un plan detallado y genuino de reformas que garanticen las sostenibilidad a medio y largo plazo.
Por otro lado, los miembros de la troika, véase el Eurogrupo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo parecen estar olvidándose de la deuda en un momento en que el gobierno heleno, que en el pasado ha tenido problemas en la recaudación de ingresos fiscales, intenta poner un parche momentáneo con más subidas de impuesto. El FMI tendrá que insistir sobre el impacto negativo que esto tendrá en el crecimiento de la economía helena mientras que Europa tendrá que enfrentar los problemas futuros relacionados con la falta de crecimiento que pueda registrar Atenas.
En cuarto lugar, Tsipras tendrá que demostrar ahora si las últimas propuestas realizadas cuentan con el apoyo del gobierno y Syriza o si, por el contrario, le obligarán a encontrar alternativas en el Parlamento para encontrar una mayoría que consiga dicho respaldo.
Por último, la gran incógnita es cómo la Troika logrará transformar los compromisos acordados en un nuevo paquete de reformas suficientes en las próximas jornadas para garantizar que Grecia puede ver la luz al final del túnel. El gobierno de Tsipras se ha dado cuenta sobre las implicaciones que supondría no llegar a un acuerdo. Pese que el Banco Central Europeo ha incrementado su línea de emergencia a la banca helena en las últimas horas, estos podrían reducirse drásticamente si no se alcanza un acuerdo en las próximas jornadas.