
Es la hora de la verdad para Grecia, y su primer ministro, Alexis Tsipras, no cierra la puerta a un pacto in extremis. Aseguró este martes que la situación entra en la recta final y que "las negociaciones reales acaban de empezar". No obstante, desde la victoria de Syriza en las elecciones helenas de enero, ha tenido múltiples oportunidades para cerrar un consenso.
Ahora, con el país al borde del abismo financiero, el líder griego cargó este martes contra los acreedores del país y su gestión de la crisis, y mira no ya al Eurogrupo de mañana sino a la cumbre del 25 de junio en Bruselas.
La postura helena
Tsipras no tuvo ningún arrobo al declarar que Atenas no va a realizar el pago al FMI a finales de junio si entonces no se ha llegado a un acuerdo con los acreedores internacionales. Indicó que sin un acuerdo beneficioso para el país, Grecia se verá obligada a suspender este pago para poder hacer frente a necesidades domésticas. Y ese acuerdo beneficioso pasa para los griegos por lograr un claro compromiso por parte de los socios para aliviar la deuda del país. Atenas persigue un acuerdo que incluya unas garantías firmes o como mínimo un acuerdo preliminar para la reestructuración de la deuda, aunque no ha dado a conocer qué tipo de garantías o qué números satisfarían a la parte griega.
Ese alivio en la deuda sería para Atenas la condición para acpetar medidas dolorosas, incluso rebasando las líneas rojas de Syriza (recortes en pensiones y salarios, aumento del IVA, superávits primarios, despidos, medi- das que impulsen la recesión). Tsipras deja entender que es la única vía que le haría aceptar exigencias de los acreedores claramente opuestas a las declaraciones preelectorales de su partido. Por su parte, Yanis Varufakis, el ministro de Finanzas griego, declaró que no pretende presentar propuestas adicionales o aclaraciones en el Eurogrupo de mañana, argumentando que esta institución no es la apropiada ni está autorizada para debatir sobre esta parte de la negociación.
Mientras Tsipras se enfrenta de nuevo al problema de la salida de depósitos de los bancos griegos (450 millones el lunes y alrededor de 600 millones este martes martes, según fuentes bancarias), se confirmó la presencia del político griego en el Foro Económico Mundial de San Petersburgo, donde se encontrará con el presidente ruso Vladimir Putin el viernes 19, en una reunión de trabajo, según portavoces del Kremlin.
La voluntad alemana
La canciller Angela Merkel se mantiene firme en su búsqueda de una solución a la crisis griega. Este martes manifestó la necesidad de "esperar a la reunión de ministros del jueves aunque allí tampoco se podrá decidir nada si no hay una propuesta conjunta de Grecia y las instituciones". Merkel insistió en que es necesario que Grecia haga las reformas que se esperan y que las instituciones (FMI, BCE y CE) hagan un balance positivo de ellas. "Concentro todas mis energías en colaborar para que Grecia llegue a un acuerdo con las instituciones", afirmó al ser preguntada por un posible plan de emergencia para amortiguar un posible Grexit.
"Haré todo lo posible para mantener a Grecia en la eurozona, pero para ello Atenas tiene que llegar a un acuerdo con las instituciones. Si un acuerdo es posible antes del jueves es algo que no sé". En Alemania, la mayoría de ciudadanos es partidaria de una salida de Grecia del euro.
La reacción europea
La inminencia de la fecha límite (el 30 de junio expira el programa de rescate y a Grecia le vence un pago al FMI), y la falta de claridad sobre cómo se puede desarrollar un impago heleno disparó este martes el nerviosismo justo el día en que la Corte de Justicia de la UE avaló el programa de compra de activos del BCE, lanzado para proteger al euro de las turbulencias que arrancaron precisamente en Grecia en 2010. Tsipras ya consiguió que le rebajaran los objetivos fiscales y ahora su cruzada es la reestructuración de la deuda, pero según fuentes europeas no hay intención alguna de los acreedores de considerar este paso. de hecho, hoy, la Comisión Europea urgió al Gobierno griego a aceptar reformas en IVA, pensiones y déficit público.
Los enviados del Eurogrupo ya contemplan abiertamente un escenario de quiebra de Grecia y los gobiernos europeos están dispuestos a considerar controles de capital si no se logra un acuerdo esta semana. Las posibilidades de lograr un resultado positivo en el Eurogrupo de este miércoles son mínimas, ya que ni Atenas tiene intención de presentar una nueva propuesta ni los europeos tienen la voluntad de ofrecer un nuevo gesto conciliador "si nada nuevo surge". Tras cinco años de saga griega, dos rescates de 240.000 millones y una quita de algo más de la mitad de su deuda, la bola de partido se jugará en la cumbre del 25 y 26 de junio. El propio Banco de Grecia advierte que "si fracasan las negociaciones, comenzaría un proceso doloroso hacia la quiebra".
Con un calendario tan apretado, algunos rumores apuntaban este martes a que se podría convocar una cumbre de líderes de la eurozona este domingo para intentar desbloquear la situación o, incluso, prepararse para lo peor. No obstante ninguna fuente oficial confirmó tal extremo.
El análisis desde EEUU
Malcolm Barr, de J.P. Morgan, cree que el BCE presinará más a la banca griega: "Si la reunión del Eurogrupo no llega a buen puerto, podríamos ver controles de capital antes de un posible acuerdo la próxima semana". Para Gilles Moec, de Bank of America Merrill Lynch, la verdadera fecha clave es el 20 de julio, con un pago de 700 millones en cupones y 3.500 millones en bonos al BCE. Por su parte, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, volvía a apoyar este martes la posibilidad de una quiebra griega. Indicó que esta clase de "deudores en dificultades necesitan comenzar de nuevo". Para Stiglitz, las sanciones excesivas provocan resultados negativos, en los que el deudor no consigue recuperarse y los acreedores no se benefician de la mayor capacidad de pago.
Esta información ha sido elaborada por Yiannis Mantas (Atenas), Jorge Valero (Bruselas), Marina Forteza (Berlín) y Jose Luis de Haro (Nueva York)