Economía

"No negociaremos con nadie sin un pacto anticorrupción"

  • "Los nuevos partidos somos decisivos para cambiar el sistema"
GUILLERMO LUCAS

Ciudadanos ha logrado, en sólo unos meses, un amplio apoyo entre la ciudadanía de la Comunidad Valenciana, y las encuestas preelectorales le dan la llave de la formación del futuro Gobierno autonómico. Si los sondeos se cumplen, sólo con su apoyo el PP de Alberto Fabra podrá mantenerse al frente de la Generalitat, frente a la alternativa formada por una potencial coalición de los grupos de izquierdas (PSPV, Podemos, Compromìs per València y EU). Carolina Punset (Washington, Estados Unidos, 1971), ha pasado de liderar un pequeño partido local en Altea (Alicante) a estar en el foco central de las elecciones autonómicas, como candidata de Ciudadanos a la Generalitat, responsabilidad que asume con prudencia. "A las encuestas les doy el valor que tienen. La única encuesta válida es la del 24-M", afirma.

PP y oposición intentan acercar posturas con Ciudadanos, pero usted parece mantenerse neutral.

No podemos adelantar apoyos que, a priori, no tenemos decididos. Sí tenemos claras varias cosas. La primera, que no gobernaremos si no somos la lista más votada. Esto nos condena a ser oposición y queremos ser una oposición influyente y decisiva, pero eso dependerá de la fuerza que nos den los votantes el 24-M. Otra es que no prestaremos apoyo automático a ningún partido. La lista más votada es la más legitimada para formar gobierno, pero pactaremos punto por punto. Y no nos sentaremos a hablar con nadie que no firme el pacto anticorrupción; esa es la línea roja, el mínimo indispensable para negociar.

Ciudadanos defiende una "reforma sustancial" del sistema. ¿En qué se basa ese cambio?

Es necesaria una reforma de las instituciones y de nuestro Gobierno, pero haciéndolo dentro de un marco muy claro, el del respeto a la legalidad y la Constitución, y siempre mediante el consenso, no mediante imposición. Lo primero es adelgazar las Administraciones Públicas donde le duele a los políticos y no donde les duele a los ciudadanos, como han hecho los dos grandes partidos con la educación o la sanidad.

Lo primero, estemos en el Gobierno o en la oposición, será exigir una auditoría para evaluar todas las duplicidades y burocracias que los dos grandes partidos han usado como chiringuitos para colocar a los suyos (diputaciones, empresas públicas...). Nos intentan convencer de que, sin las diputaciones, no podrían vivir los pueblos pequeños, y, lo cierto es que, de cada tres euros, dos son para mantenerlas y sólo uno llega al contribuyente.

Ya tenemos un estudio ad hoc en la comunidad para mancomunar municipios de menos de 5.000 habitantes, para reducir cargos y costes y lograr mejores condiciones en servicios. Ser más eficientes y que el dinero vaya a donde tiene que ir, evitando a los ciudadanos copagos y dependencias. Los que tienen interesados no van a abordar el cambio. El PP intenta apuntalar ese sistema y el PSOE ha gobernado muchos años y no ha hecho nada. Los nuevos partidos son decisivos.

Una de las principales preocupaciones de los ciudadanos es el alto nivel de desempleo. ¿Qué propone para combatirlo?

El discurso triunfalista del PP ante la evolución de los datos macroeconómicos puede llegar a convencer a la gente de que no hace falta un cambio del modelo productivo, que es un gran fracaso, con un 20% de economía sumergida. Tenemos un modelo basado en empleo precario, poco cualificado y muy concentrado en hostelería y en el defenestrado sector constructor.

Para dinamizar la actividad económica hay que apoyar a las pymes y los autónomos de manera decidida, bajando cotizaciones sociales a las primeras y haciendo que los segundos paguen en función de sus ingresos. Planteamos una estrategia con tres líneas de trabajo. Una es reorientar el sector constructor, que ha crecido a base de especular, hacia la rehabilitación y la eficiencia energética, y quitarnos de encima a los que piensan que tenemos que pagar un peaje al sol, como el ministro de Industria; que no se beneficie al oligopolio de las eléctricas, sino a los ciudadanos.

La segunda, recuperar la agricultura, abandonada en favor de esa economía especulativa que ha arrasado con el territorio y el paisaje de la comunidad. Sobre todo, apostando por la agricultura ecológica, que genera más valor añadido. La tercera, salir de ese círculo vicioso de empleo poco cualificado, precario y mal pagado. Potenciar la I+D+i aplicada de forma directa a las pymes y a la economía real. Tenemos un valor añadido respecto a otras regiones, la red de institutos tenológicos, que ha sido muy mal utilizada. Y es fundamental lograr la repatriación de cerebros tras la fuga que hemos sufrido en la última década de una de las generaciones españolas mejor formadas. Fomentar la cultura del talento, y no la del subsidio.

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