Economía

El cuadro macro peca de optimista por el crudo, el euro y la inestabilidad política

  • Es difícil que la inversión en construcción repunte en el entorno del 6%
Vista general del hemiciclo del Congreso de los Diputados. EFE

Las previsiones anunciadas el jueves por el Gobierno con su cuadro macroeconómico pecan claramente de optimistas. Los expertos consultados por elEconomista advierten de que el Ejecutivo yerra al no contemplar en ellas variables como la enorme volatilidad que afecta al precio del petróleo -que algunos expertos sitúan por encima de los 68,8 dólares que Economía prevé de aquí a 2018-. Asimismo, los analistas descartan que el euro pueda mantenerse en un nivel tan bajo durante los tres próximos años; y, por encima de todo, critican que en ellas no haya atisbo alguno de la incertidumbre política que rodeará al año 2015 y a los sucesivos.

En general, sí se da por bueno el cálculo de un PIB al 2,9% este año, si bien la duda está en cómo es de sostenible, a futuro, un crecimiento a ese ritmo, como señala Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex. Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, ahonda en esa idea: "Es cierto que estamos en un círculo virtuoso, y el crecimiento es fuerte porque soplan muchos vientos a favor, pero en cualquier momento pueden desaparecer", recalca.

Un petróleo muy barato

Entre esos vientos a favor se encuentra el precio del petróleo. Bernal lo considera una lotería, en la medida en que hay previsiones en todos los sentidos -desde quienes sitúan el barril en el entorno de los 40 dólares, hasta quienes creen que superará los 100 dólares-. Así, considera que las previsiones son a muy largo plazo, cuando ni tan siquiera sabemos si este año se mantendrá en el entorno de 60 o 70 dólares.

"Prever cuál será el precio del petróleo de aquí a 2018 es una entelequia", señala Juan Fernando Robles, director general del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias, quien recuerda, además, que ésta es una variable que afecta e influye mucho en España, país muy dependiente energéticamente.

Desde una de las firmas de inversión consultadas recuerdan que la media histórica del Brent se sitúa entorno a 80 dólares y que, por ello, lo más prudente habría sido que el Ejecutivo optase por un precio que le resultase menos favorable.

Otros expertos no descartan que el precio del crudo tienda a una cierta estabilidad. No creen que sea tan disparatado, pero siempre y cuando no se produzcan tensiones ni conflictos geopolíticos.

A esta tesis apuntan tanto el fracking , como los avances tecnológicos, que permiten aventurar que los precios bajos se mantengan una serie de años. El petróleo barato también se verá favorecido por el reciente impulso de las interconexiones eléctricas o por infraestructuras como el gasoducto España-Argelia, que permiten una mayor capacidad de absorción de la demanda.

El euro, demasiado débil

Otro de los vientos de cola que beneficia a nuestro país es la devaluación del euro. En este punto, Juan Fernando Robles descarta que la moneda común siga tan baja a largo plazo (el cuadro macro sitúa el cambio en 1,1 dólares de aquí a 2018). Su argumento es claro: los americanos empiezan a sufrir los efectos de un dólar fuerte, como ha puesto en evidencia el último dato de Producto Interior Bruto, peor de lo esperado. Desde su punto de vista, en EEUU "siempre han tenido habilidad para manejar el tipo de cambio de su divisa", por lo que es previsible que actúen.

El profesor Bernal recuerda que en Europa, el Quantitative Easing (QE) está planteado con una duración de 18 meses, por lo que finaliza en otoño del 2016 y no se sabe qué ocurrirá cuando el BCE ya no imprima más euros y parte de la deuda que compra en estos momentos vaya venciendo.

Por el lado de los países emergentes, si China sigue debilitándose, puede provocar una guerra de divisas, y eso haría mucho daño a España.

Incertidumbre política

Los analistas consultados inciden en los riesgos que puede traer consigo el panorama de incertidumbre política que se abre en nuestro país en un año electoral. Manuel Balmaseda recuerda que, de la gobernabilidad política del país, dependerá que la inversión extranjera siga tirando como hasta ahora.

Es por este motivo que Fernando Méndez Ibisate, profesor de la Universidad Complutense de Madrid considera demasiado ajustadas las previsiones para 2015. "Es cierto que puede haber cierta inercia en 2016 y 2017, pero hablar de 2018 es meterte en un avance que va a depender mucho no sólo de la estabilidad, sino de quién gobierne, porque hay gobiernos que, independientemente de la ideología, pueden hundir un país", sentencia.

Crecimiento mundial elevado

En su cuadro macro el Ejecutivo prevé, además, un avance del PIB mundial progresivo hasta el 4,5% en el periodo de referencia. En opinión de Bernal un estirón de estas características es "impensable". Primero, porque atenta contra las previsiones del Fondo Monetario Internacional, que viene alertando en los últimos tiempos sobre los problemas que atraviesa Brasil, el riesgo de burbuja de crédito en China y sobre la desaceleración del crecimiento.

Hay que tener en cuenta que el FMI, en sus últimos informes, ponía como ejemplo de crecimiento a EEUU y España, y ninguno de estos dos países está creciendo a este ritmo. En el caso de EEUU, además, la recuperación económica está por ver. El último dato del PIB, de hecho, fue un jarro de agua fría.

Es precisamente la combinación favorable de estos tres factores lo motiva el optimismo con el sector exterior. Los expertos coinciden, sin embargo, en que el Gobierno sobreestima el peso de las exportaciones a futuro, y que será el consumo interno el que tire del crecimiento.

Déficit y deuda irreales

El profesor Méndez Ibisate entiende que los datos sobre déficit y deuda parecen "metidos a martillazos". En concreto, ve poco creíble que las comunidades autónomas se ajusten a los ingresos, incluso que pueda hacerlo el propio Estado.

Hay que tener en cuenta, explica, que la cifra de deuda pública real es más elevada del 98,9% que prevé el Ejecutivo para 2015, porque deja fuera de esa contabilidad cifras como la deuda eléctrica, o la de empresas y organismos con participación pública. "El esfuerzo que tendrán que hacer los ciudadanos responde a esos números reales, no a la cifra oficial", matiza.

Construcción, menos dinámica

Desde las firmas de inversión señalan también como demasiado optimista el aumento de la inversión en construcción previsto por el Gobierno. Hablar de un tirón del 5,4% este año o en el entorno del 6% los dos siguientes les parece excesivo, si tenemos en cuenta de dónde venimos, con la resaca de una burbuja inmobiliaria de consecuencias devastadoras, y que hablamos de un sector en pleno proceso de recuperación.

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