
El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, considera, en una entrevista con elEconomista, que si se termina por aceptar el voto inmigrante en las elecciones municipales, "sería razonable" hacerlo también en las Generales. Corbacho cree que "el nivel de la integración es más rápido y amplio si la persona se considera parte activa de la comunidad en la que reside".
Nació en Valverde de Leganés (Badajoz), pero su vida política se ha desarrollado en Cataluña. Desde 1994 hasta 2008, ha sido alcalde de Hospitalet de Llobregat, de donde salió para ocupar la cartera de Trabajo e Inmigración en sustitución de Jesús Caldera. Su llegada al Ministerio se ha interpretado como un intento del actual Gobierno por dar un giro de 180 grados en la que había sido, hasta ahora, un política de inmigración calificada como laxa y muy cuestionada tanto en España como desde Europa.
Precisamente, para muchos, Corbacho encarna el perfil más "duro" dentro de un gabinete que ha colocado a la inmigración entre sus prioridades. Nos recibe en el Ministerio y, siguiendo la moda Sebastián, sin corbata.
Ministro, ¿usted es de los que cree que en políticas de inmigración se han cometido demasiadas equivocaciones durante la pasada legislatura?
No, aquello correspondió a un momento concreto. Esas políticas se llevaron a cabo porque se daban tres circunstancias: había 500.000 irregulares y, claro está, España necesitaba otros 500.000 trabajadores más. Lo que sí es cierto es que esa solución ya no la podríamos llevar ahora a cabo. No tendría sentido hablar de regularizaciones masivas, aunque se necesite inmigración. Soy solidario con las políticas del anterior gobierno. Pero, cuando me reuní con el presidente Zapatero para hablar de mi nombramiento, le transmití que, aunque estaba de acuerdo con su política, identificaba nuevas necesidades y orientaciones. Si él no hubiese estado de acuerdo con ello, yo no hubiese aceptado la cartera.
La inmigración irregular es un grave problema sobre el que Europa está sentando las bases de un acuerdo común, ¿cómo se puede controlar este fenómeno?
Con la inmigración no valen ni los buenistas, ni los que arreglan las cosas en 24 horas. El Pacto Europeo por la Inmigración, sin embargo, se plantea en el largo plazo. Hay que acordar con Europa que los controles de la legalidad se tienen que reforzar desde un doble espacio: desde el de los países individualmente entendido, pero también desde el espacio europeo. También hay que decir a los países de origen: "Yo me comprometo a que tú te desarrolles, pero tú te tienes que comprometer conmigo a que vas a combatir la inmigración ilegal en origen y aceptar aquélla que venga del país de destino". Europa ha apostado por la directiva de retorno, una apuesta para el retorno de la ilegalidad. Soy partidario de favorecer la entrada de toda la inmigración que haga falta, pero toda legal y con contrato de trabajo.
Sin embargo, en España, el problema de la inmigración también está en la vía legal. En este sentido, por ejemplo, usted se ha mostrado partidario de endurecer las condiciones para el reagrupamiento familiar.
El inmigrante que viene a España legalmente es generador de derechos de reagrupación de siete u ocho personas más, que, a su vez, generan también derechos de reagrupación. Mi opinión es que la inmigración debe estar ligada al trabajo y no a la familia. Hay que establecer unas condiciones mínimas.
Pero esas condiciones ya existen, ¿significa eso que las van a endurecer?
Efectivamente, existen. Pero el arraigo ahora se hace por un informe del ayuntamiento o del notario, que, por supuesto, yo no cuestiono. Pero, al mismo tiempo, me pregunto: ¿el modelo debería basarse en la inspección ocular de una autoridad pública que certifique que las condiciones de la vivienda se cumplen?, ¿se debería exigir una comprobación de que la persona que pide la reagrupación no ha pedido en el último año alguna ayuda a los servicios sociales de su ayuntamiento? Esto ahora no se hace. Ahora bien, otra cuestión es que siempre que hay un ilegal es porque alguien lo contrata. Y lo dejo en puntos suspensivos.
¿Y los puntos suspensivos quieren decir que...?
Que tendrá que haber una política contra quienes contraten a ilegales. La política tiene que ser integral. Europa está llegando a la conclusión de que tiene un problema grave con la inmigración ilegal. Y es verdad, genera problemas sociales, de marginalidad... Pues, si hemos dicho "vamos a solucionarlo", quien contrate al inmigrante no puede quedar fuera del sistema.
¿Otro asunto que está generando gran expectación es el voto inmigrante en las elecciones municipales, ¿lo extenderán ustedes a las generales?
Si das ese paso, sería razonable seguir avanzando en los demás ámbitos. El nivel de la integración es más rápido y amplio si la persona se considera parte activa de la comunidad en la que reside, participando en las elecciones y también pudiendo ser elegido. Y ésa es la reflexión que a mí siempre me llevó a plantear la necesidad de avanzar el reconocimiento de voto en el ámbito municipal. Lo primero, desde luego, es el ámbito municipal.
Lea la entrevista entera en la edición de hoy de elEconomista.