
Nicolas Sarkozy, presidente francés, atacó al Banco Central Europeo (BCE) esta mañana durante su comparecencia ante el Parlamento Europeo. Sarkozy acudió al hemiciclo de la localidad de francesa de Estrasburgo para presentar ante el pleno de la Eurocámara sus prioridades este semestre, durante el que ocupa la presidencia rotativa de la UE. BCE: el nivel de tipos ayudará a asegurar la estabilidad de los precios a medio plazo
Defender a las empresas europeas
"No pongo en duda la independencia del BCE", aseguró. Pero reclamó la apertura de "un debate tranquilo, sin miedos y siempre útil sobre estrategia económica, política monetaria y tipos de interés". Sarkozy se preguntó porqué los tipos de interés en la UE están por encima del 4 por ciento, cuando en Estados Unidos rondan el 2%.
Entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de este año, las prioridades que Francia, como presidencia de turno, ha fijado para la UE son: buscar una solución para salir de la crisis política provocada por el rechazo francés al Tratado de Lisboa, mediante el que Europa pretendía modernizar sus instituciones y agilizar la toma de decisiones; avanzar en la lucha contra el cambio climático; desplegar una política de inmigración común a los 27 países del club; desarrollar la aún embrionaria política común de defensa; y abrir el debate para volver a reformar la política agrícola común y las ayudas al campo europeo.
Sarkozy dijo no querer una Europa proteccionista. Pero sí reclamó que se defienda a las empresas europeas que cumplen requisitos medioambientales más exigentes que sus competidoras en otras zonas del mundo.
Los aliados de Trichet
En la víspera de que Sarkozy acudiera al Parlamento Europeo, el pleno de la Eurocámara aprobó de manera abrumadora un informe en el que califica de "excelente" la gestión de la crisis financiera desarrollada por la institución que preside el francés Jean-Claude Trichet. El propio Trichet defendió su independencia arropado por los eurodiputados.
Y Jean-Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo, uno de los políticos más influyentes y veteranos de la UE, y presidente del Eurogrupo (reunión de los ministros de Economía y Finanzas de los 15 países que comparten el euro como moneda única) reclamó ante el hemiciclo que se ponga "fin al debate estéril y fútil" sobre la independencia del BCE y sobre su prioridad absoluta: contener la inflación.