Economía

El postureo de Varoufakis: la quita no es el objetivo de Grecia, sino el arma

  • Varoufakis quiere reducir el superávit primario para conseguir fondos
  • Pagar la deuda no es el problema, sino las condiciones asociadas al rescate
  • Grecia ha lanzado un órdago sabiendo que el futuro del euro está en juego
Yannis Varoufakis, ministro de Finanzas griego. Foto: Bloomberg

Mucho se ha escrito sobre el enfrentamiento entre Grecia y la Eurozona sobre el rescate. El debate ha girado principalmente sobre una hipotética quita de deuda, pero tras el ruido se vislumbra el objetivo heleno: mejorar las condiciones de los préstamos para liberar fondos. En Bruselas, la reunión del Eurogrupo celebrada la noche del miércoles al jueves terminó sin acuerdos.

Yannis Varoufakis, ministro de Finanzas griego y cabeza visible de las negociaciones con la troika, admitía antes incluso de la victoria de Syriza que había "un poco de postureo", y ya reconocía que el objetivo desde el principio era renegociar las medidas impuestas a cambio de los préstamos.

Si se analiza con detalle, se puede observar que ahora la sostenibilidad de la deuda griega no es problema, de hecho, si lo fuera el FMI no habría continuado en el programa. Grecia disfruta de un periodo de carencia hasta 2022, fecha en la que comenzará a devolver el principal de su préstamo. Y es que los intereses financieros anuales de la deuda tan sólo ascienden al 2,6% del PIB, un coste inferior al que están pagando Irlanda o Italia por ejemplo, recuerda el economista Daniel Gros. 

Por eso, el ruido sobre la quita ha sido simplemente una estrategia de Varoufakis, un experto en teoría de juegos, para conseguir que los socios europeos abrieran la mano con las medidas y dieran más libertad al nuevo gobierno para implementar sus promesas, muchas de las cuales implican un incremento del gasto.

Con los mercados cerrados y una economía en ruinas, Grecia quiere reducir su superávit primario y obtener así los fondos que necesita para recontratar funcionarios o pagar la energía a las familias más pobres, dos de las medidas estrella de Alexis Tsipras. El ministro de Finanzas sabe que necesita tiempo para conseguir lo que se propone, y por eso recalca que quiere un crédito puente aunque Alemania sigue haciendo oídos sordos.

A vueltas con el superávit primario

En esta lucha, Varoufakis está encontrando un aliado inesperado en buena parte de la prensa anglosajona. Por ejemplo, en uno de sus últimos análisis la revista Forbes aseguraba que "el problema real no es la deuda griega. El problema reside en la condiciones indexadas al rescate". Una austeridad que ha sido criticada en numerosas ocasiones por sus efectos negativos sobre las economías que las aplican en un entorno donde la idea global predominante es la de estimular las economías para salir de la deflación, que entre otros problemas dificulta el pago de las deudas.

Según lo acordado en el rescate, Grecia debería obtener un superávit primario (sin contar los intereses de la deuda) del 3% del PIB este año y del 4,5% el que viene. Y Varoufakis ha prometido mantener ese superávit pero reduciéndolo hasta el 1-1,5%. Teniendo en cuenta que el PIB de Grecia en 2013 fue de unos 180.000 millones de euros, esos tres puntos porcentuales de PIB que quiere 'liberar' serían aproximadamente 5.000 millones de euros.  

La revista estadounidense recuerda que los problemas de Grecia no son solo de Grecia. Por un lado, mediante los sucesivos rescates orquestados, la deuda griega pasó de estar en manos privadas (principalmente bancos europeos) a estar en manos públicas (BCE, FMI y miembros de la Eurozona). De hecho, como recordaba recientemente el diario Financial Times, el 89% del rescate ha ido directamente a los bolsillos de los acreedores de Grecia y no al país heleno.

Por otro lado, una salida del euro de Grecia, que sería consecuencia casi inevitable de un hipotético default, supondría un salto al abismo del proyecto europeo con consecuencias imprevisibles. El economista Barry Eichengreen, por ejemplo, cree que podría ser como "Lehman Brothers" al cuadrado. 

¿Y por qué es importante esto? Porque es la gran baza de Varoufakis y su mano es más fuerte de lo que parece, recuerda Forbes. Grecia ha lanzado un órdago con la petición de la quita, órdago al que desde Europa se ha respondido con negativas y lenguaje muy duro tanto desde el núcleo como desde la periferia.

También se ha hecho patente a través del BCE y su maniobra para dificultar el acceso a la financiación por parte de la banca griega. Un movimiento que ya dio frutos en Chipre en 2013, pero que quizá no lo haga con Grecia, quien, al menos en público, no duda de esgrimir la amenaza de una destrucción mutua para negociar.

Tanto Grecia como el resto de la Eurozona saben que una solución negociada beneficia a ambas partes. Pero de momento el juego continúa en la reunión del Eurogrupo a la espera de una solución que sea aceptable para todos. Quizá por esta situación, aparentemente enquistada y de retórica belicista, EEUU ha pedido bajar el tono y "más pragmatismo".

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky