
El mercado laboral español empieza a dar algunos síntomas positivos entre los nubarrones. Si, a lo largo de las fases más agudas de la crisis, nuestro país estaba viendo incrementarse su productividad a costa de la destrucción de puestos de trabajo -ya fuese en sectores más o menos cualificados-, ahora los expertos detectan un cambio en este sentido.
Dos tipos de factores estarían favoreciendo esta tendencia. Unos, como la depreciación del euro o la fuerte rebaja del precio del petróleo, no dependen de nuestro país, pero posibilitan una coyuntura más favorable. Otros, son cambios más a nivel interno y estarían relacionados con el valor añadido de una parte de los empleos que se están creando y con los nuevos contratos a tiempo parcial.
Carlos Martínez, director general del IMF Business School, que recuerda que "los sueldos ya no son lo que eran", ve esencial el efecto de los factores macroeconómicos sobre nuestro mercado de trabajo y, en concreto, la pérdida de valor del euro -que cae cerca del 12% solo desde comienzos de año, hasta 1,13 dólares, según Bloomberg- o el abaratamiento del Brent, que desciende un 48,26 por ciento desde enero de 2014 y se paga a 58,60 dólares.
A estos dos aspectos, otros expertos consultados añaden el efecto de la baja inflación, que nos hace más competitivos en el exterior y, sobre todo, ahora que con la crisis España ha derivado más de la mitad de sus exportaciones a otras áreas fuera del euro -el 50,1% de nuestras ventas en el exterior tienen como destinos países extracomunitarios, de acuerdo con los datos que maneja el Ministerio de Economía-.
Factores internos
Mientras, Jesús Mercader, director de la Fundación Sagardoy considera dos factores que podrían explicar esta mejora. De un lado, el hecho de que los empleos que se están empezando a crear generan más valor añadido y, en segundo lugar, que los contratos a tiempo parcial o las jornadas más reducidas estén contribuyendo, también, a aumentar la productividad. Así, esa mejora ya no se produciría por la destrucción del empleo menos cualificado, como sucedió por ejemplo al inicio de la crisis con los puestos de trabajo perdidos en la construcción.
En cualquier caso, Mercader incide en que debería analizarse también la hipótesis de que, si unos -en este caso España- ganan competitividad, la logran frente a otros, que dejan de ser tan competitivos.
Esta idea enlaza con lo defendido por el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien hacía hincapié los últimos meses en que nuestro país está logrando los mismos cambios que los germanos abordaron hace diez años. De hecho, un informe del banco de inversión estadounidense Morgan Stanley llegó a afirmar en 2013 que España podría ser "la próxima Alemania" gracias a los ajustes realizados.
Es por este motivo que los sindicatos mayoritarios defienden que, en este momento, este repunte de la productividad debería verse correspondido con un aumento de los salarios. En la publicación En clave de Economía, CCOO defiende que "ahora no se trata de la competitividad, sino de activar la demanda y aumentar la productividad, para consolidar la recuperación y propiciar un verdadero cambio de modelo productivo".
Actuaciones pendientes
En el marco de unas jornadas sobre mercado de trabajo celebradas en Roma, el Director General de Empleo, Servicios Sociales e Igualdad de la Comisión Europea, Jeroen Jutte, insistía, recientemente, en que los socios comunitarios deben fomentar los incentivos a la contratación, rebajar los impuestos sobre la mano de obra y aplicar mecanismos con los que incrementar la productividad en sus respectivos Estados.
En ese sentido, Carlos Martínez recuerda que las cotizaciones sociales se sitúan en España en el entorno del 32% y que rebajarlas animaría la contratación. Reconoce, así, que esperaba más de la última reforma fiscal del Gobierno en ese sentido.
Jutte, por su parte, considera positivas las medidas aplicadas en países como España en el ámbito laboral, si bien reconoce que éstas requerirán un tiempo antes de que sus efectos se materialicen. En su opinión, sí es esencial que España o Italia promuevan dinámicas salariales "sostenibles", si bien, el responsable europeo quiso dejar también claro que la creación de empleo "no es solo cuestión de cantidad, sino de calidad", algo que, lamentó, suele olvidarse en época de crisis.
Este último aspecto enlaza con otro punto que, en opinión de Bruselas, es esencial en medio de la actual coyuntura económica. El elevado nivel de desempleo existente en nuestro país y los bajos ingresos suponen un desafío de gran magnitud para la red o sistema de protección social, sobre la que hay que volcar, igualmente, todos los esfuerzos posibles.