
El efecto del crudo se dejó notar en la inflación estadounidense que durante noviembre registró su mayor caída desde diciembre de 2008. El Índice de Precios al Consumo cayó un 0,3 por ciento el pasado mes después de haberse mantenido plano en octubre. En los últimos doce meses, la inflación ha crecido un 1,3 por ciento, su menor subida desde febrero.
"Estas cifras dan espacio suficiente a la Fed para ser paciente a la hora de subir los tipos de interés", explica Chris G. Christopher, director de economía de consumo en la consultora IHS Global Insight. "Aún así no está claro cuanto tiempo ya que la crisis del rublo en Rusia podría jugar un papel más significativo en las decisiones del banco central de EEUU", añade.
En lo que se refiere a la inflación subyacente, que deja de lado la volatilidad de los precios energéticos y de la alimentación, ésta subió un 0,1 por ciento tras el 0,2 por ciento registrado en el mes de octubre. En términos interanuales, la lectura se mantiene en el 1,7 por ciento.
Los precios al consumidor, obviando el gasto en gasolina y alimentación, cayeron un sorprendente 0,4 por ciento lo que indica que las minoristas mantienen grandes rebajas gracias a una reducción en los precios del transporte motivados por la caída del crudo.