Economía

Juncker busca contrarreloj 300.000 millones de euros

  • La inversión ha caído en la UE un 18% desde el principio de la crisis
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea

La pasada semana se estrenó la nueva Comisión Europea, liderada por Jean-Claude Juncker. El estreno no pudo ser más complicado para el exprimer ministro de Luxemburgo, al salir a la luz las descaradas ventajas fiscales facilitadas bajo su mandato a 340 multinacionales, por las que las firmas pagaban menos de un 2% de impuestos.

Un nubarrón que eclipsó el enérgico arranque que quería protagonizar, llevando por bandera el gran plan de inversión de 300.000 millones de euros para los próximos tres años (2015-2017) que ha prometido tener listo para la cumbre de líderes del 18 y 19 de diciembre.

Desde la nueva Comisión saben que serán juzgados por este primer plan. "Tiene que tener contenido, músculo y tiene que traer resultados, no puede ser una operación cosmética", reconoce un alto responsable comunitario en conversación informal. Porque, como subrayó el nuevo comisario de Economía, Pierre Moscovici, la UE corre el riesgo de caer en "un largo periodo de baja inflación, bajo crecimiento y alto desempleo. Por eso necesitamos una respuesta europea robusta y ambiciosa".

¿De dónde saldrá el dinero?

Una de las grandes preguntas es de dónde saldrá el dinero para dotar este plan, en un continente tan endeudado, y con un presupuesto europeo en una crisis histórica, con casi 30.000 millones de euros en facturas sin pagar. Encontrar el dinero está desde luego unido al apoyo político. Y, como reconoció Katainen ante los eurodiputados antes de tomar el cargo, "necesitamos un consenso político fuerte, el cual no está listo aun".

Desde su primer discurso el pasado julio, en el que presentó su paquete de inversión, Juncker sugirió que el plan se nutriría de fondos del presupuesto europeo, del sector privado y del Banco Europeo de Inversiones. Juncker ha dejado claro desde entonces que en Europa no hay espacio para un gran Plan Marshall, porque la Unión "no puede construir el crecimiento sobre una creciente montaña de deuda".

Ante la presión del espectro de la izquierda, su vicepresidente y responsable del plan, el finlandés Jyrki Katainen, dijo que el paquete contaría con dinero "fresco". Sin embargo, esto no significa que sean nuevas transferencias desde los estados miembros, sino dinero multiplicado usando la milagrosa (y siempre impredecible) ingeniería financiera que puede ofrecer el BEI.

El recurso al BEI

La idea es usar fondos europeos, para sobre todo atraer capital privado "con instrumentos financieros más efectivos", incluidas garantías o prestamos con "más capacidad de riesgo", dijo Juncker ante la Eurocámara. Pero como señal de la poca claridad existente, la eurodiputada socialista Eider Gardiazabal, y ponente de la posición de la Eurocámara para los presupuestos del año que viene, reconoce a elEconomista que sólo tienen "rumores de pasillo" sobre cómo se pretende utilizar el maná comunitario. Y también avisa que no tiene mucho sentido buscar dinero para un paquete de inversión, mientras los Gobiernos nacionales continúan recortando los fondos del presupuesto europeo, precisamente en partidas destinadas al crecimiento.

Gran parte de los grupos del Parlamento Europeo sospechan de los cuentos de la lechera del BEI, e insisten en que no se reciclen fondos. "El hueco de inversión en Europa está cerca del billón de euros, y no de los 300.000 millones de euros", dijo el líder de los liberales, Guy Verhofstadt. La inversión ha caído en la UE un 18% desde el principio de la crisis.

Sector privado

Katainen, y el grupo de los duros, liderado por Alemania, subraya que el sector privado es el agente crucial en el plan, por los enormes ahorros en los que se sientan las grandes firmas. La presidenta de la patronal europea, Business Europe, Emma Marcegaglia, dijo a este diario que el sector privado está listo para arrimar el hombro si se realizan las reformas estructurales que maximicen la inversión.

Una vez más, gran parte de la solución pasará por Berlín. En sus contactos con los responsables de las principales instituciones financieras europeas, el responsable del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Klaus Regling, sugirió a Juncker que el fondo podría ofrecer garantías por hasta 100.000 millones (para así mantener su rating AAA) a préstamos que extendería el BEI, para que el banco mantuviera también su máxima calificación, aunque entrara en operaciones con más riesgo. Pero el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, ha rechazado de plano la involucración del MEDE.

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