Economía

Valls conforma un equipo de fieles a Hollande para seguir con las reformas

  • La austeridad europea gana en Francia y Renzi se queda solo
El nuevo ministro de Economía, Emmanuelle Macron. Imagen: Reuters

La crisis de Gobierno en Francia se ha saldado con la depuración estricta de los miembros del Gabinete disidentes con la adhesión del Elíseo a la austeridad europea impulsada por la canciller alemana Angela Merkel.

Así pues, son las carteras de Economía, Educación y Cultura las que cambian de titular, tras la salida de los disidentes con los recortes impuestos por Europa, capitaneados por el díscolo Arnaud Montebourg, que el pasado fin de semana llamó a la insumisión contra el rigor presupuestario.

Se mantiene sin embargo, la ministra de Justicia, Christiane Taubira, pese a sus desavenencias con el primer ministro galo, Manuel Valls. Una prueba de que el decantador para la salida del Ejecutivo no es otro que el rechazo a las políticas de reconducción del déficit que conforman los compromisos del pacto fiscal europeo.

Dos frentes en Europa

De este modo, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, se queda en solitario capitaneando el descontento con la austeridad europea que defienden la canciller germana y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Ayer por la tarde, el Elíseo comunicó la composición del segundo Gabinete del primer ministro, Manuel Valls, que durante la jornada del pasado lunes mantuvo una ronda de entrevistas con los miembros del "equipo de combate" anterior y con numerosas personalidades de la política y la economía galas.

El que fuera desde junio secretario general adjunto de la Presidencia, Emmanuele Macron, pasa a dirigir la cartera de Economía en sustitución del disidente Arnaud Montebourg.

Najat Vallaud-Belkacem accede a la cartera de Educación. Nacida en 1977 y de origen marroquí, Vallaud- Belkacem fue nombrada ministra de los Derechos de las Mujeres y portavoz del Gobierno francés, cargos que simultaneó en el primer y segundo Gobierno de Jean-Marc Ayrault, también con Hollande en el poder.

La hasta ahora ministra de Derechos de las Mujeres será la primera mujer que ocupe la cartera de Educación en Francia, un hecho que no ha pasado desapercibido para su antecesor, Benoît Hamon, quien la felicitó ayer por este motivo a través de las redes sociales.

El Ministerio de Cultura tendrá al frente a Fleur Pellerin, nacida en Corea del Sur. Pellerin participó activamente en la campaña electoral que llevó a Hollande al Elíseo y ocupaba hasta ahora la Secretaría de Estado de Comercio Exterior.

Además, Valls ha creado un nuevo Ministerio de Juventud y Deportes que ocupará Patrick Kanner.

Con todo, Valls ha logrado en su segundo Gabinete lo que no consiguió a finales de marzo con el anterior, la paridad, ya que de los 16 ministros que lo componen, la mitad son mujeres. El primer ministro también ha optado por mantener a buena parte de los secretarios de Estado, confirmando la salida adelantada por el propio secretario de Estado de Transportes, Frédéric Cuvilier.

Así pues, lo que fue una dimisión en bloque del Gabinete galo se ha convertido en una remodelación. Valls optó por mantener el grueso de su Gabinete intacto rodeando al presidente de los fieles a sus estrategias en el entendimiento de que la salida de la crisis pasa por la reconducción de las cuentas públicas.

El déficit galo se sitúa en el 4%y la economía se ha estancado. No espera un camino fácil al nuevo Ejecutivo, que debe capear con el descontento sindical de cara a la reforma laboral. Pero en su agenda está la merma de los costes laborales y de la carga impositiva que soportan las empresas.

Las primeras críticas

Las críticas a los nombramientos de los nuevos ministros no se hicieron esperar, y casi inmediatamente después de conocerse las caras del gabinete Valls II, la oposición puso en la diana a Najat Vallaud-Belkacem y a Macron.

La nueva titular de Educación, la primera mujer al frente de esa cartera en la historia del país, recibió recriminaciones por su apoyo en favor del matrimonio homosexual y por su defensa férrea de la igualdad. Christine Boutin, presidente honorario del Partido Cristiano-Demócrata, denunció su designación como una "provocación intolerable", mientras que el diputado de la UMP Eric Ciotti la tachó de "portavoz de una ideología peligrosa" y criticó su supuesta "voluntad de provocar y dividir".

Por su parte, los ataques a Emmanuel Macron se concentraron en su pasado profesional en la banca Rothschild. Así, Pierre Laurent, secretario nacional del Partido Comunista, lo tachó de "hombre clave de los bancos y del mundo financiero", y anticipó que su llegada al Gobierno francés se traducirá en la implantación de "una política más de derechas que nunca".

Asimismo, Florian Philippot, vicepresidente del Frente Nacional, consideró al flamante nuevo titular de Economía como una "oficialización del dominio de los grandes bancos".

Otoño complicado

Se espera un otoño complicado para el Ejecutivo galo. No sólo porque se avecinan protestas, sino porque la crisis de Gobierno ha puesto de manifiesto la división entre las facciones del socialismo galo, que no hacen sino reproducir el esquema europeo de enfrentamiento sobre la adhesión o no a los postulados de Merkel.

A esta división en las filas del partido de Hollande se une un clima social complicado. Los sindicatos galos anuncian movilizaciones y las críticas a los recortes mantienen sus adeptos. En este sentido advirtió el exministro de Economía, Arnoud Montebourg, cuando el pasado fin de semana recalcó que los ajustes hacen proliferar movimientos que se constituyen en partidos populistas y extremistas.

En medio de todo, el presidente François Hollande ha perdido la confianza del electorado y ocho de cada diez franceses dan por descartado que sea capaz de remontar la delicada situación económica gala.

Algo que hace que se dé por hecho que no será reelegido y que puede acarrear movimientos dentro y fuera de su partido.

También se avecinan movimientos en el partido de Nicolas Sarkozy. Ya se sabe que el que fuera primer ministro Alain Juppé será candidato a las primarias de su partido, la formación derechista Unión por una Mayoría Popular (UMP), para las elecciones presidenciales que previstas para 2017.

La UMP, formación que vive un clima de profunda crisis desde hace casi dos años tras anularse las primarias de noviembre de 2012 para elegir a su presidente -por las que competían François Fillon y Jean-François Copé- en medio de denuncias cruzadas de pucherazos, está también a la expectativa de un más que posible retorno a la política activa del que fuera su líder, el anterior jefe de Estado, Nicolas Sarkozy.

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