Economía

Tim Harford: "Las desigualdades sociales alientan a los ricos a ampliar las diferencias"

  • "Universidades o museos desaparecen tras un muro de tarifas inasequibles"

Una de las consecuencias de la crisis es la mayor brecha que separa a los ciudadanos ricos de aquellos con menores ingresos. Una diferencia con la que las clases media y baja están cada vez más sensibilizadas pero que no se traduce en cambios en las capas altas de la población. Y es que esta situación de desigualdad es una pescadilla que se muerde la cola, según asegura el economista Tim Harford: "A mayor diferencia en una sociedad, más aliciente para el rico para agrandar el muro".

Los salarios de los trabajadores medios son cada vez más reducidos y, en atención a las recomendaciones de instituciones internacionales como el FMI, deberían seguir bajando. Esta tendencia contrasta con la que registran los sueldos de los directivos de las grandes empresas y las fortunas de los más adinerados.

En un artículo para el Financial Times, el escritor del libro El Economista camuflado explica cómo en los últimos años ha cambiado el concepto de remuneración. "En un mercado que funciona correctamente, solo se pagan salarios elevados a aquellos que crean el suficiente valor económico para justificar esas cifras", indica. Pero esto ya no está sucediendo en la actualidad.

Prisioneros de la desigualdad

Según indica, antes "un par de brazos fuertes, la voluntad de trabajar duro y un poco de sentido" común solían proporcionar al trabajador un salario confortable. Ahora se prima fundamentalmente la alta cualificación, y la mayor parte de las ganancias las acaparan los "mejores o con más suerte". Desde emprendedores a gestores de fondos de inversión, pasando por artistas o deportistas. Y el estatus tiende a mantenerse de generación en generación.

Harford cita a Miles Corak, profesor de la Universidad de Ottawa y especialista en economía laboral, para asegurar que la transmisión intergeneracional de la riqueza es sólida en los países desarrollados más desiguales, como son EEUU y Reino Unido.

"Esto es lo que molesta del aumento de la desigualdad: ser conscientes de que cuanto más desiguales son las sociedades, nos convertimos en más prisioneros", afirma, con "colegios, universidades, museos y clases de ballet desapareciendo tras un muro de tarifas inasequibles". "A mayor diferencia en una sociedad, más aliciente para el rico para agrandar el muro", añade en su columna en el FT. El número de millonarios en España creció un 5,4% en 2012.

En este punto, el economista recuerda que el avance de la casta adinerada es un hecho inevitable y que la desigualdad solo se convierte en una preocupación cuando se ha conseguido a través de malas artes (fraude, enchufismo...) o ha creado situaciones "nocivas" como miseria, democracia disfuncional o restricción del crecimiento por una concentración excesiva de la riqueza.

"La idea de una sociedad libre basada en el mercado es que todos podamos alcanzar nuestro potencial. En algún momento hemos perdido el camino", concluye.

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