
Dicen que con la familia siempre se es más sincero que con los extraños. Eso es lo que le debe haber ocurrido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a quien, después de deshacerse en parabienes en Bruselas sobre las conclusiones del último Consejo Europeo, ayer, en el Congreso de los Diputados, todo le parecía insuficiente.
Ésa puede ser una opción. La otra es que el jefe del Ejecutivo haya comenzado a cogerle el pulso a esto de la arena comunitaria, donde ha tenido varios derrapes en los últimos meses.
Primer gran resbalón
Probablemente, el más sonoro fue aquel de junio de 2012, cuando el cantar victoria sobre la recapitalización directa de la banca le costó la recriminación de sus colegas europeos. Por no hablar de que la realidad ha dado la razón a los que no confiaban en que los fondos fueran a llegar para cubrir las ayudas al sector español.
En aquella ocasión, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, tuvo que salir a la palestra para poner en su sitio al español y al primer ministro italiano, Mario Monti, -que habían sido demasiado efusivos en sus valoraciones al término del pulso que protagonizaron con sus socios-. "Fue una negociación dura que llevó horas y que no se puede resumir en ganadores y perdedores... tenemos una misión común que es estabilizar la eurozona y para lograrlo tenemos que apoyar a los países bajo presión del mercado. Pero esos países también deben cumplir y cuando reciben ayuda es siempre con condiciones estrictas", advirtió el responsable europeo a España.
Cambio de estrategia
Ahora, Rajoy ha optado por jugar a la inversa. Tal vez aconsejado por su séquito, ha decidido aplicar la prudencia, porque las paredes en las instituciones comunitarias son muy finas y no están las cosas para buscarse enemigos o levantar suspicacias.
Y como de bien nacidos es ser agradecido, Rajoy aplaudió en Bruselas los 1.900 millones de euros asignados por sus colegas para fomentar el empleo juvenil en España en 2014 y 2015. "Nadie queda absolutamente satisfecho de nada en la vida, pero esta vez sí. No lo estuve en algunas otras cumbres, pero en esta he visto voluntad nítida de avanzar en el proceso de integración europea", señaló ante la prensa al término de la reunión.
Pero ayer, pasados tres días y lejos de las anodinas estancias del Consejo, los éxitos le parecían menores. Reconoció que el resultado "está lejos de ser lo que reclaman los problemas que padece la economía española". Y es que, aunque España se lleva la parte más sustancial del paquete global para el empleo, las cifras no dejan de ser simbólicas a la luz de la dimensión del problema.
De hecho, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha calificado la dotación de "una gota en el océano". Según sus cálculos, se necesitan unos 21.000 millones de euros para poner en marcha "correctamente" la Garantía Juvenil que debe ofrecer un puesto de trabajo más formación o prácticas laborales a todo joven cuatro meses después de quedarse sin trabajo o abandonar los estudios.