
Según recuerda en su edición online el Wall Street Journal, la calificación crediticia de España sigue estando en "una situación precaria" y "al borde del bono basura". El rotativo recuerda como nuestro país escapó el año pasado a un recorte calificación hasta el bono "basura" tras la promesa del programa de compras ilimitadas de bonos del Banco Central Europeo, que alivió los temores sobre una posible pérdida de acceso a la financiación del mercado.
Sin embargo, aunque el déficit público de 2012 sin incluir las recapitalizaciones bancarias fue del 7 por ciento del producto interior bruto, "el gobierno español habla de centrarse menos en la austeridad", indica la cabecera. "Eso podría ser un problema para sus calificaciones de crédito", advierte.
El WSJ indica que la clave y el futuro crediticio de España está en manos de Moody´s, que tiene la calificación más bajista de nuestro país, con un rating Baa3 con perspectiva negativa, es decir, cualquier rebaja podría suponer la salida del soberano del territorio de grado de inversión. La agencia ya ha advertido que la continua desviación de los objetivos presupuestarios "debilita la credibilidad del Gobierno español". Además, Moody´s señala que las proyecciones de la deuda "se basan en una fuerte reducción del déficit público y el retorno al crecimiento en 2014, supuestos que todavía deben probarse". La imposibilidad de estabilizar la deuda pública podría provocar una rebaja. Recordemos que según las proyecciones del FMI, nuestro país es la única economía avanzada que verá su deuda pública crecer de manera constantes hasta 2018, cuando ésta sobrepasará el 110 por ciento del PIB.
Dicho esto, el WSJ asegura que "una rebaja de Moody por si sola podría no ser fatal" siempre y cuando Standard & Poor´s y Fitch mantengan calificaciones dentro del grado de inversión para la deuda española. Al fin y al cabo estas dos últimas agencias de calificación han adoptado un tono más equilibrado con Europa, de hecho S&P apunta a la austeridad y los objetivos presupuestarios inalcanzables como parte del problema. Dicho esto, para S&P y Fitch, la complacencia por los déficit o la disminución de la credibilidad podría llegar a ser un problema a medio plazo.
De momento, el mercado parece imperturbable: los rendimientos de los bonos españoles a 10 años se sitúan en el 4,5%, su punto más bajo en al menos dos años a pesar de un rescate fallido en Chipre, la agitación política en Italia y los datos económicos decepcionantes. Aunque desde el WSJ reiteran que "una rebaja de calificación podría ser una sorpresa desagradable para los tenedores de bonos españoles".