
Las actas de la última reunión de la Fed, publicadas ayer, pusieron de manifiesto la profunda división que existe en la institución sobre la retirada de estímulos. Hoy, el presidente de la Reserva Federal de Filadelfia, Charles Plosser, ha manifestado hoy públicamente su respaldo a la opción de reducir las ayudas y ha pedido a Ben Bernanke que empiece a minorar el ritmo de adquisiciones de activos.
Según ha explicado, la mejora registrada en el mercado laboral es suficiente como para empezar a reducir el volumen del programa de compra de activos del banco central estadounidense, el Quantitaive Easing, que supone un gasto mensual de 85.000 millones de dólares.
"En los últimos seis meses se han creado una media de 202.000 empleos al mes, desde la cifra de 129.000 empleos anterior", aseguró Plosser en un discurso en Hong Kong, donde recordó la contribución de las medidas de la Reserva Federal de EEUU (Fed) a que esto sea posible.
El problema del desempleo
El pasado mes de diciembre, el presidente de la institución, Ben Bernanke, puso el foco sobre el empleo, al afirmar que no cambiará su política de estímulo hasta que observe una "modificación sustancial en el mercado laboral" y la tasa de paro baje al 6,5% de la población activa.
Sin embargo, en el seno de la Fed ya son varios los miembros que, como Plosser, piden un cambio. En las actas de la reunión, celebrada los días 19 y 20 de marzo, un miembro de la Fed se mostró a favor de poner freno a las compras de bonos de forma inmediata, mientras que otros votaron para reducirlas a mediados de año. En este sentido, Plosser ha señalado hoy el 31 de diciembre de este año como fecha tope para mantener las compras.
Cada mes, el banco central destina 45.000 millones de dólares mensuales, a la adquisición de bonos del Tesoro. Y combina estas compras con las de MBS (mortgage-backed security o títulos respaldados por hipotecas) a razón de 40.000 millones de dólares mensuales.
Además, Bernanke mantiene los tipos de interés entre el 0 y el 0,25% y se ha fijado un objetivo más flexible de inflación: tolerará hasta un 2,5% en los próximos uno o dos años, frente a la meta a largo plazo establecida en el 2%.