La revista The Economist se hace eco del caso de corrupción que pesa sobre el Gobierno de España. En este sentido, la revista deja claro que, independientemente de la culpabilidad o la inocencia de Rajoy, el jefe del Ejecutivo "debe establecer una investigación pública e independiente". Al fin y al cabo, la publicación reconoce que esto de la independencia y la transparencia, "no es una costumbre española y debería serlo".
Según The Economist, casi seis millones de españoles están oficialmente en paro mientras otros se enfrentan a recortes salariales como consecuencia de la recesión del país y la crisis de la vivienda.
La revista exige que los ciudadanos "tienen derecho a saber si las empresas de construcción que inflaron la burbuja inmobiliaria financiaron al PP y, en caso afirmativo, qué obtuvieron a cambio".
La crisis económica ha puesto de manifiesto las deficiencias en muchas de las instituciones creadas durante la transición del país hacia la democracia en la década de los 70, relata la publicación, al tiempo que reconoce que "las normas morales han afectado a la monarquía" ya que el yerno del Rey está siendo investigado por corrupción, mientras destaca cómo el líder del Poder Judicial se vio obligado a renunciar el año pasado por el uso de fondos públicos para viajes privados.
En su última edición, The Economist deja claro que "la democracia en España ha dado un poder inexplicable a los dos principales partidos", en referencia al PP y al PSOE.
"No solamente colonizaron las cajas (ahora destrozadas) el poder judicial y la administración pública, pero también han desarrollado un sentido del derecho, sin molestarse en poner en práctica normas adecuadas para su financiación", señala The Economist que apunta que, seguramente ni los socialistas ni los nacionalistas catalanes estén libres de culpa.
El problema que enfrenta España, según la revista, es que las únicas personas capaces de solucionar este desastre son los propios partidos políticos que lo crearon. Junto a una investigación adecuada, "Rajoy debería comenzar conversaciones entre partidos para reformar el sistema de partidos. De lo contrario, tanto él como sus rivales podrían ahogarse en una ola de odio popular".
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