
A pesar de la crisis político-económica y lo inclemente del ciclo que nos ha tocado vivir, el euro no ha perdido su atractivo. En lo que va de año se ha apreciado un 1,6% frente al dólar y un 6,3% frente al yen. Y eso a pesar del coro de agoreros que sobre todo en inglés entonan cantos fúnebres sobre el futuro de nuestra moneda. Pero tampoco conviene entregarse a la euforia; no sólo la moneda americana está acusando la política monetaria de imprenta del Fed con sus sucesivos QE (inyecciones monetarias) sino también cierta manipulación de los cambios de los que recientemente se quejaba de forma categórica la presidenta brasileña Dilma Rousseff en su reciente visita a la Casa Blanca.
En cualquier caso las perspectivas globales son esperanzadoras. La economía mundial ha experimentado una progresión continuada durante los últimos 32 meses que se ha plasmado este primer trimestre de 2012 en un crecimiento del 3% interanual. Estas buenas expectativas se han reflejado en las bolsas de Japón +12,6, Alemania +14,3 y Dow Jones +6,3%. Pero la recuperación es frágil y depende en buena medida de la marcha de Estado Unidos, inmerso ahora en un tormentoso proceso electoral. O en la poética de Christine Lagarde, responsable del FMI: "Se observa una ligera recuperación empujada por una brisa primaveral, con nubes muy negras en el horizonte".
Europa es la nota discordante que amenaza este panorama esperanzador. Y es que en la UE continua pintando bastos. En relación con hace un año la producción industrial perdió un 1,8% como resultado de la caída del 4,5% en la demanda de los bienes intermedios, de un 6,4% en los bienes de consumo duradero y de un 5,3% en los no duraderos. La conclusión es clara. Europa se dirige a una recesión en el que el único sector que funciona son las exportaciones alemanas, que experimentaron un crecimiento interanual del 3,3% las dirigidas a la zona euro y un robusto 13,4, las dirigidas a los países no comunitarios.
En España estamos sufriendo una contracción de la demanda aún más intensa. Los bienes de consumo sufrieron un desplome del 11% mientras que en los bienes de equipo y los intermedios la caída fue del 8,6 y 4,7% respectivamente. Las exportaciones, el único dato positivo en el pasado y el único sector que puede tirar de la economía, está perdiendo fuelle y han experimentado una contracción del 1,5% en relación al 2011.
El sector de la construcción continúa su larga agonía. Las compraventas de viviendas aceleraron en febrero su caída en cinco puntos registrando un descenso interanual del 31,8%. La situación no es buena y tampoco se prevé un alivio en el corto plazo. El índice PMI de Markit que recoge el sentir del sector industrial registra un nivel del 44,5, bien por debajo del nivel 50 que sugeriría una economía que regresa a la senda de crecimiento. Malos datos corroborados por el descenso en el consumo de la energía eléctrica que en marzo intensificó su caída hasta un 2% interanual.
Esa debilidad en la actividad económica se traduce, como no podía ser menos, en un descenso interanual del 1,5% de la renta bruta disponible de las familias debido particularmente a una caída de las rentas salariales del 2,1% interanual, paliado en pequeña medida por un aumento de las transferencias por parte del estado en concepto del paro y otras asistencias. Esto ha supuesto que las familias hayan tenido que recurrir a sus ahorros y que éstos hayan mermado un 12,3%, lo que ha dejado las reservas familiares en una cantidad equivalente al 16,3% del total agregado de la renta bruta disponible. Añádase a esto que si bien la inflación subyacente se mantuvo en el 1,2%, los carburantes y combustibles han subido un 9,9% interanual.
Todo ello configura una demanda interna anémica con difícil recuperación debido a la pérdida de poder adquisitivo y el alto desempleo. Frente a esto la renta disponible de las empresas se incrementó el 1,9% en tasa interanual, principalmente por el aumento del excedente de explotación del 10,5% que compensó el fuerte incremento del impuesto de Sociedades. Esta rentabilidad positiva de las empresas ayudará a fijar el empleo existente y apunta el camino por el que deberá avanzar la recuperación. Empresas rentables que inician su expansión y crean empleo.
En 2011 el estado central ingresó 104.000 millones pero gastó 151.000 millones. Un desfase de 47.000 millones que tuvimos que compensar pidiendo prestado. Y como eso no es gratis tuvimos que pagar en intereses 22.000 millones. Es decir casi un 50% de nuestro déficit. Si continuamos por esa senda, si no adecuamos nuestros ingresos a nuestros gastos, nos encontraremos que cada vez tendremos menos recursos para sostener nuestro estado de bienestar y más deudas a pagar? hasta el momento en que no encontremos quien nos preste. Y ese momento ya ha llegado.
Hasta ahora el BCE ha acudido en nuestro auxilio, mediante el retorcido mecanismo de prestar a los bancos nacionales para que éstos a su vez puedan acudir a las subastas del Tesoro. Pero esa ayuda trae consigo propósito de enmienda y las obligadas reformas penitenciales que este Gobierno se ha visto obligado a cumplir. Aquí desgraciadamente no hay jubileos por mucho que le pese a cierto sector de la autodenominada izquierda progresista. Nos espera una dura carrera de fondo hasta 2017.