Las políticas de los bancos centrales explican por que los compradores suelen emerger siempre que el euro cae por debajo de 1,30 dólares desde febrero. Y están evitando que se hunda más rápidamente ahora que finalmente ha perforado ese nivel y ha alcanzado su nivel más bajo desde el 25 de enero.
Una cosa es segura: la estratosférica subida del euro tenía poco que ver con los pronósticos de la crisis. No se puede achacar a que los inversores creen que los líderes europeos acabarán haciendo lo que haga falta para salvar el euro, porque hacerlo requerirá grandes medidas que debilitan la divisa y una capitulación del BCE para imprimir cantidades masivas de euros.