MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
La declaración de la directora y el subdirector de la sucursal de Bankinter situada en la calle Juan de Mena de Madrid, Esther Cubillas e Ignacio Núñez, en la decimoctava sesión del juicio oral por el 'caso Gescartera' sacó a relucir la estructura de simulación de operatividad bursátil que la agencia de valores confeccionó a través de esta entidad bancaria, con la que operó entre mayo de 1998 y mayo de 1999.
Según mantiene la Fiscalía, los responsables de Gescartera desviaron 5,9 millones de euros desde una cuenta global donde se liquidaban las operaciones bursátiles a nombre de los clientes a otra cuenta a nombre de la sociedad BC Fisconsulting, propiedad de
Camacho. Esta sociedad también recibió 1,3 millones de euros desde otra cuenta depositada en Bankinter y cuya titularidad correspondía a la propia Gescartera.
La primera en declarar fue Cubillas, quien explicó que Gescartera abrió cuentas de gestión de valores de los clientes sin pedir la conformidad de éstos y contando sólo con el contrato de gestión firmado con la agencia de valores. De forma paralela, se abrieron cuentas corrientes para cada uno de los clientes con la finalidad de gestionar las liquidaciones de las operaciones de compra-venta de títulos.
Ambos testigos afirmaron que las liquidaciones de las operaciones se hacían directamente a una cuenta global a nombre de Gescartera y que las cuentas individuales "no tenían sentido", concretó Núñez.
Camacho y su 'número dos' José María Ruiz de la Serna eran apoderados de estas cuentas, por lo que pudieron disponer del dinero depositado sin que los responsables de la entidad pudieran controlar las salidas y entradas de dinero.
Durante su declaración, también transcendió la simulación que Gescartera realizaba a través de las operaciones de compra-venta de valores en un mismo día (intradía). El fiscal, Vicente González Mota, hizo referencia a una de estas operaciones por valor de 4,7 millones que Gescartera realizó a través de la cuenta del sacerdote del Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), Teodoro Bonilla, supuesto testaferro de Camacho, quien tenía poderes para disponer de los fondos de dicha cuenta.
Los testigos explicaron que no tenían acceso a la información de las cuentas de los clientes, y que corroboraron con la firma de Núñez un certificado con un saldo global de alrededor de 6 millones de euros asignados a una lista de clientes con el que los responsables de Gescartera justificaron la presencia de los fondos de los clientes ante la Comisión Nacional del Mercado Valores (CNMV).
Por último, explicaron que cesaron su contrato con la agencia de valores porque Camacho y Ruiz de la Serna se negaban a abrir cuentas individuales con las firmas de conformidad de cada clientes. "Querían firmar ellos", afirmó Cubillas. A raíz de estas diferencias, Gescartera trasladó en mayo de 1999 su operativa a Deutsche Bank.